El juez envía a prisión al detenido por la muerte de Manuela Chavero

Esposado, con la cabeza gacha y tapada con la capucha de la sudadera y con mascarilla entró a las 19.3.0 horas de ayer Eugenio D. H. en los juzgados de Zafra. Lo hacía entre gritos de asesino, los mismos que escuchó horas antes cuando regresó de madrugada a Monesterio siendo ya el autor confeso de la desaparición de Manuela Chavero.

Los mismos agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC) y de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que le han acompañado desde que el jueves por la noche lo detuvieron en Monesterio, lo entregaron al juez a las 19.30 horas, apenas treinta minutos antes de que expirase el plazo legal de custodia.

Acababa así una jornada intensa que empezó en la madrugada del domingo y que culminó tras doce horas y dos registros en la casa del detenido, en los que los investigadores trataron de reconstruir qué pasó la noche en la que desapareció Manuela hace ya cuatro años y dos meses.

Tras pasar a disposición judicial, Eugenio D. H. estuvo algo más de cuatro horas declarando en Zafra, según la nota enviada ayer por el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura pasadas las 23.30 horas de la noche. Tras escuchar al joven de 24 años, el juez decidió decretar prisión comunicada y sin fianza e imputarle los delitos de homicidio y detención ilegal.

Los investigadores, por su parte, se afanaron ayer para desmontar la primera versión dada por el detenido que declaró que Manuela Chavero había muerto en su casa de forma accidental, tras resbalar y golpearse en la cabeza. Lo que sí reconoció desde el principio es que fue él quien trasladó su cuerpo hasta la finca Las Dehesas, donde la enterró. Hasta allí llevó a los agentes el viernes y allí fue donde encontraron los restos óseos que el Instituto de Medicina Legal de Badajoz está cotejando con el ADN de la familia para confirmar que son de Chavero.

Los agentes registraron ayer palmo a palmo la casa del detenido, un unifamiliar separado por escasos 20 metros del de Manuela. El precinto de la Guardia Civil que desde el jueves de la semana pasada rodeaba la casa de Eugenio D.H. se rompió en plena noche. Eran las doce y media de la madrugada del domingo cuando el detenido regresaba a su casa, escoltado y esposado.

Era la primera vez que se enfrentaba a sus vecinos, una vez conocido que él era quién sabía el destino de Manoli, como la llamaban en Monesterio. 'Asesino', le gritaron. Una vez dentro y durante seis horas y media Eugenio tuvo que recordar y explicar a los agentes con máximo detalle qué le pasó a Chavero la noche del 4 al 5 de julio de 2016.

En este primer registro, los agentes recuperaron de su domicilio un perro de su propiedad y, minutos después requisaron un coche de la marca Land Rover Discovery, que durante los últimos días también ha estado precintado en el interior de la vivienda. Al filo de las siete de la mañana acabó el primer registro.

A las 11.30 horas comenzó el segundo registro con la llegada de nuevo del detenido, que tras permanecer unos minutos detrás del biombo que Criminalística colocó delante de su casa, volvió a entrar en su domicilio para continuar con la reconstrucción de los hechos.

En esta ocasión se sumaron al operativo agentes de la Unidad de Criminalística de la Guardia Civil, de la Unidad Canina, además de los efectivos de la UCO y agentes de la UCESIC. Estos últimos custodiaron la vivienda, que durante todo el día de ayer fue el blanco de curiosas miradas de los vecinos que hasta allí se acercaron. Entre ellos estaba María, la amiga de Manuela Chavero que estuvo con ella la tarde antes de desaparecer. Quien sigue sin salir de casa es la familia, tras haber reconocido en un comunicado que está «rota de dolor».

Durante las seis horas que duró el segundo registro, los agentes de Criminalística salieron y entraron de la casa portando maletines y utensilios para recabar con minuciosidad cualquier detalle que pudiera servir para la investigación. A las 17.35 horas dieron por finalizado la reconstrucción. Dos horas después y con la misma ropa el detenido llegó a los juzgados de Zafra.

En Monesterio, los vecinos ha vivido desde el jueves que se detuvo a Eugenio D. H. entre la rabia, la incredulidad y el alivio.