Javier de Andrés se perfila como nuevo presidente del PP vasco a partir de noviembre

Una vez superada la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo, y ante la opción de que una repetición de las generales obligue a cambiar los planes, Génova ha optado por precipitar los acontecimientos y acelerar los cambios en Euskadi. La agenda inicialmente diseñada consistía en aguardar hasta finales de año para celebrar el cónclave regional, pero se ha decidido adelantar lo máximo posible. Es por eso que el congreso tendrá carácter extraordinario, lo que rebaja de 45 a 30 los días que deben pasar, según los estatutos, desde la convocatoria hasta su celebración.

En una cita que tendrá lugar previsiblemente durante el fin de semana del 4 y 5 de noviembre, el PP vasco abrirá un nuevo ciclo con el objetivo de recuperar la influencia perdida en los últimos años. La estrategia marcada por Feijóo se basa en ofrecer un discurso moderado y foralista que penetre en el electorado de centroderecha capitalizado por el PNV y erigirse en única alternativa para los votantes descontentos con el apoyo jeltzale a Pedro Sánchez. Ahí será clave el perfil que dirija el partido y que concurra por tanto a las autonómicas de primavera como aspirante a Ajuria Enea.

Todas las miradas se dirigen a Javier de Andrés, que venía ganando fuerza a pasos agigantados desde su regreso a la primera línea política para asumir la candidatura al Congreso por Álava en las generales. El 23 de julio recuperó un escaño que al PP se le había resistido en las últimas dos convocatorias electorales y, además, lo hizo con 2.000 votos de ventaja sobre el PNV. Un logro que suma a una carta de presentación en la que pesa, sobre todo, su experiencia institucional al frente de la Diputación Foral de Álava (2011-2015) y la Delegación del Gobierno en Euskadi (2016-2018).

En el partido destacan de él su «solvencia discursiva» –es periodista de profesión y comenzó su andadura política como jefe de prensa del PP de Álava– y su estilo «templado pero contundente», capaz de confrontar particularmente con el PNV. A su favor juega también el predicamento interno con el que cuenta entre sus compañeros. Y ello pese a que durante cinco años, desde la moción de censura contra Mariano Rajoy, ha mantenido un perfil político bajo. Eso sí, en ese paréntesis, en el que montó una empresa audiovisual, siguió colaborando en medios de comunicación defendiendo posiciones muy próximas al partido.

De Andrés, que precisamente este martes cumple 56 años, ha escalado a gran velocidad para llegar al pistoletazo de salida como gran favorito en detrimento de la opción que hace meses se barruntaba como la más factible, la de Laura Garrido. La actual secretaria general partía con ventaja como relevo natural –es la 'número dos' en la actual cúpula– y por su perfil. Mujer y euskaldun, encajaba fielmente con lo que Feijóo buscaba para ofrecer un lavado de imagen en el PP vasco. Sin embargo, el actual diputado por Álava le ha tomado la delantera en el último momento.

La elección de un nuevo líder supondrá la marcha de Carlos Iturgaiz, que ha estado tres años en su segundo ciclo como presidente de la organización, puesto que ya lo fue entre 1996 y 2004. El mismo Iturgaiz afirmó esta mañana en Onda Vasca que es el momento de «dar el relevo» y que, tras «poner el tren en la vía» y lograr los objetivos que se marcó, les «toca a otros ponerse al frente de la locomotora». Sin emabrgo no ha querido desvelear el nombre de su sucesor porque «cualquier nombre» que se dé para ser su sucesor le parecería «bien», al tiempo que ha llamado a «la unidad y al consenso» a sus compañeros de partido.

«El PP vasco es, en estos momentos, un partido fuerte, unido, estable y me alegro de haber podido poner mi granito de arena para coser y unir al Partido Popular y de hecho del PP vasco, en este tiempo, que seamos de nuevo en el País Vasco un referente y relevantes», añadió Iturgaiz. Las fuentes consultadas por este periódico apuntan a que el partido le encontrará «una salida digna» como reconocimiento por su labor para recoser el partido tras la fuerte crisis desatada en 2020 por la marcha de Alfonso Alonso.