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Hay una 'cara B' de la enorme operación de los países occidentales puesta en marcha el pasado febrero para enviar armas de todo tipo a Ucrania a fin de defenderse de la invasión rusa: que parte de este imponente arsenal acabe en manos no deseadas ... y que esas mismas armas terminen siendo usadas contra los intereses y los ciudadanos de los Estados que las están donando al Gobierno de Kiev.
La Comisaría General de Información de la Policía Nacional (los servicios antiterroristas del CNP) se ha convertido en las últimas horas en una de las primeras instituciones en alertar abiertamente de un tema casi tabú en los países donantes: el supuesto descontrol que existe sobre estos arsenales una vez que las armas son entregadas al régimen de Volodímir Zelenski.
Los servicios de información de la Policía, dentro del recién publicado Plan Estratégico de la Policía 2022-2025 y al que ha tenido acceso este periódico, no se andan con rodeos y dan a entender que los países occidentales no tienen ninguna garantía de que parte de estas armas no estén acabando en el mercado negro. Es más, la Policía considera que las armas enviadas a Kiev, y que probablemente inundan los arsenales de los traficantes, son ya una de las grandes amenazas para la seguridad nacional.
«El incremento del riesgo de tráfico de armas en Europa propiciado por el conflicto de Ucrania va a condicionar la situación de seguridad en Europa a corto y medio plazo», señala textualmente la Comisaría General de Información. Los servicios antiterroristas insisten en que el conflicto provocado por Rusia «ha cambiado el panorama de seguridad europeo» sobre todo al «incrementar los riesgos de desestabilización». Y no solo por los ya conocidos «ciberataques» promovidos por el Kremlin, sino también por el «uso de armas más sofisticadas» por parte de «extremismos ilícitos» que van a tener mucho más fácil que hace unos meses acceder a armas de guerra.
Y el arsenal es inmenso y de lo más variado con más de 30.000 toneladas de armamento militar donado por 40 países diferentes, la mayor parte susceptible de ser vendido en el mercado negro. Según mandos de la Comisaría General de Información, el mayor temor es que terroristas y crimen organizado no solo tengan un «acceso masivo» a armas largas de guerra como subfusiles y ametralladoras, además de granadas, sino a armamento más sofisticado y mortífero como lanzamisiles, lanzagranadas antitanque, lanzacohetes, obuses o explosivos de alta capacidad que están llegando por miles a la zona de conflicto y que están siendo decisivos en la contraofensiva de Ucrania de los últimos días.
Los especialistas del Ministerio del Interior no ocultan que su mayor temor es que parte de esas armas lleguen al Daesh, al que no consideran ni mucho menos desactivado a pesar de la caída del Califato en Siria e Irak, y en menor medida a Al Qaeda, una organización que creen que podría reactivarse fuera de los lugares de conflicto en los que ahora opera. «En España –revela el informe- el mayor riesgo de atentado se asocia a terroristas o células autónomas» con capacidad de llegar a estos nuevos arsenales descontrolados. La CGI no obstante señala otras amenazas yihadistas para los próximos tres años: «la salida de combatientes de zonas como Afganistán tras la restauración del régimen talibán» o la «excarcelación por cumplimiento de condena de individuos relacionados con estos grupos que podrían dinamizar la activad terrorista».
El incremento exponencial del tráfico de armas mezclado con la siempre presente amenaza del terrorismo yihadista –vaticina Interior- serán «un riesgo para la convivencia pacífica entre los ciudadanos y la estabilidad de las instituciones del Estado».
Hasta ahora, han sido pocos los organismos de los países occidentales que han reconocido que su ayuda militar a Kiev puede provocar graves problemas de seguridad interna a corto plazo. Sobre todo, porque este argumento está siendo utilizado por el Kremlin para criticar la entrega de armas a Ucrania, como ya hizo el pasado julio el ministro de defensa rusa, Serguéi Shoigú, quien denunció que parte del arsenal de Occidente a Ucrania está llegando a «Oriente Medio y al mercado negro».
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