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PP y Ciudadanos tratan de evitar que la crisis de Granada, que ha dejado la alcaldía más importante de los liberales en el alero, se convierta en una nueva causa de enfrentamiento entre las direcciones de los dos partidos. Las heridas causadas por la fallida ... moción de censura en Murcia, que desencadenó un terremoto político que terminó provocando la celebración de elecciones en Madrid, aún no han cicatrizado.
Pese a que Pablo Casado e Inés Arrimadas compartieron mesa y mantel hace unos días para acercar posturas, los puentes entre ambos aún no están del todo reconstruidos y un nuevo choque ahora podría tener secuelas irreversibles. De ahí que tanto la cúpula del PP como la de Ciudadanos pretendan aislar la crisis municipal para que no trascienda a la política nacional. Quieren que lo que suceda en Granada se quede en la ciudad nazarí.
En el partido liberal tienen bastante reciente la experiencia murciana y quieren evitar por todos los medios «dar excusas» a los conservadores para apretar el botón del adelanto electoral también en Andalucía. Un movimiento que, de momento, parece descartado en las filas del PP por mucho que el viento demoscópico sople a su favor.
Aunque en el Palacio de San Telmo reconocen que el conflicto abierto en Granada «no es nada cómodo», rechazan que el Gobierno andaluz vaya a salir afectado e insisten en que el Ejecutivo de coalición agotará los cuatro años de mandato. «Esto es una cuestión que afecta a Granada y, como ha explicado Juanma Moreno, la estabilidad del Gobierno de Andalucía está garantizada», apuntó este miércoles el vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos.
Los populares no quieren dar munición a Ciudadanos, que sospecha que la 'operación Granada' fue urdida por su exsecretario de Organización, Fran Hervías, que hoy trabaja codo con codo con Teodoro García Egea, para que se lleve por delante alguno de los cerca de 200 ayuntamientos donde tienen un acuerdo de gobierno. Pero tampoco darán un paso para atrás y presionan para que Luis Salvador «cumpla con lo negociado» y ceda el bastón de mando al PP.
Cada día que pasa el regidor de Ciudadanos tiene más complicado aguantar en el poder. Los populares abandonaron el martes el Gobierno local, retirándole su apoyo en el Ayuntamiento y llevándose consigo a dos de los tres concejales naranjas. Lo que ha dejado a Salvador sin margen para aguantar dos años más.
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