La patronal que agrupa a cerca de un centenar de empresas de la Defensa, Aeronáutica y del Espacio se mostró ayer «muy optimista» tras el anuncio realizado por Pedro Sánchez en la cumbre de Madrid relativo al aumento del gasto público en el sector. Desde ... TEDAE consideran un buen punto de partida que España se marque el horizonte temporal de 2029 para el progresivo incremento de la inversión hasta alcanzar el 2% del PIB nacional: unos 24.000 millones de euros frente a la mitad que se destina en la actualidad.
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Se trata de un objetivo aprobado por el Consejo de la OTAN este jueves, al que se ha comprometido el presidente del Gobierno con una «voluntad política firme», comenta a este periódico el responsable de la organización sectorial, Ricardo Martí Fluxá. Por este motivo, el que fuera secretario de Estado de Seguridad durante el Gobierno de Aznar espera que el próximo anuncio que haga el líder socialista sea concretar el incremento de la partida para el próximo presupuesto, el de 2023.
Con este gesto, prosigue, se consumaría el «golpe en la mesa» que ha dado nuestro país frente a los aliados de la OTAN, ya que «estamos mandado un mensaje claro del lugar que quiere ocupar España en la próxima década» dentro del espacio de la seguridad europea y global.
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Paula De las Heras
Antes de la cumbre de Madrid, Martí Fluxá declaró que esperaba que el presidente del Ejecutivo avanzase un aumento de entre «2.000 y 3.000 millones» para el siguiente ejercicio, lo que supondría una fuerte subida de alrededor del 20% en las cuentas actuales del Ministerio de Defensa. Aunque este anuncio no se produjo finalmente, el responsable de TEDAE confía plenamente en la palabra dada por Sánchez a sus socios. «Valoramos más la voluntad firme que ha asumido de aumentar la inversión en la industria de Defensa que el anuncio que haga de las cantidades», afirma el también diplomático y expresidente de ITP Aero, una compañía referente en el mercado de motores aeronáuticos e industriales.
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El coronel retirado Manuel Morato estuvo destinado cuatro años en la división de asuntos políticos del cuartel general de la OTAN. Al igual que su colega de TEDAE, considera que la cumbre es una «oportunidad de oro» para las empresas españolas. Un sector «que no es fácil» ya que hay mucha competencia, más si cabe cuando el 60-70% de lo que se produce aquí está destinado a la exportación. «La clave es que se abre una nueva etapa inversora, pero tenemos que tener claro dónde queremos dirigir nuestro esfuerzo», sostiene.
«Soy partidario de que sean las Fuerzas Armadas quienes lideren este proceso. Que nos digan dónde se puede ser más eficiente y tratar de conseguir la soberanía estratégica, lo que evitaría que organismos como la OTAN marquen nuestra política de gasto», explica el presidente de IDAPS, un instituto de análisis de la seguridad y defensa.
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Morato lo tiene claro: «Más dinero para defensa, sí, por supuesto, pero para qué», se pregunta. «No se puede construir la casa por el tejado. La defensa es una política de Estado. Hay que darle continuidad a quien venga al Gobierno hasta 2029», comenta el oficial retirado, que propone la creación de una subcomisión en el Congreso para poner orden a este proceso inversor.
Otro asunto a debate, que deberá resolver el Gobierno, será determinar si el primer incremento destinado a la defensa se incluye en un crédito extraordinario (se habla de 3.000 millones más), que debería aprobarse a corto plazo y cuya ejecución se prolongaría al menos este año y el próximo. Una medida que debería plasmarse en un decreto ley, que tendría que ser aprobado por el Consejo de Ministros y ratificado por el Congreso. O si, por el contrario, se deja la subida del gasto público a los próximos presupuestos generales.
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En todo caso, Hacienda ya dispone de un mecanismo mediante el cual autoriza créditos extraordinarios para Defensa con cargo al fondo de contingencia. Estos gastos, para sufragar por ejemplo las operaciones militares en el exterior, están ya previstos desde principios de año, aunque no se conozca su cuantía exacta, que suele rondar los 1.000 millones.
Salvando la distancia entre ambos países, la propuesta del crédito extraordinario se inspira en el modelo de Alemania, cuyo Gobierno tripartito (socialdemócratas, liberales y verdes) ha aprobado una inyección de 100.000 millones para modernizar las Fuerzas Armadas, en paralelo al compromiso de elevar su gasto hasta el 2% del PIB (hoy es del 1,53%, unos 65.000 millones).
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