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X. Garmendia
Lunes, 17 de agosto 2020, 17:39
«Os paso la ubicación, por si queréis pasar a saludarlo». El acoso que la familia Iglesias-Montero viene sufriendo desde hace meses en su chalé de Galapagar también le ha acompañado en sus vacaciones de verano. El vicepresidente y la ministra de Igualdad se ... vieron este lunes obligados a suspender los días de descanso que estaban disfrutando en Lena (Asturias) junto a sus tres hijos al recibir varias amenazas después de que se revelara su paradero y se difundiera a través de las redes sociales.
Los cinco componentes de la familia se trasladaron el pasado viernes hasta la localidad del sur de Asturias, muy cerca del puerto de Pajares, que hace frontera con León. Allí, concretamente en la parroquia de Felgueras, se hospedaron en una casa de la familia de Enrique Santiago, actual secretario general del PCE y diputado de Unidas Podemos. Su llegada al pueblo no pasó inadvertida para los vecinos, habituados a que el dirigente comunista aloje a amigos políticos. El año pasado también invitó a Alberto Garzón.
Varios medios de comunicación se hicieron eco de la presencia de Iglesias y Montero en la zona, y usuarios de las redes sociales se encargaron de concretar la ubicación. Algunas personas incluso llegaron a compartir las coordenadas exactas de la casa. Y las consecuencias no tardaron en llegar. Horas después aparecían pintadas y los servicios de seguridad advertían la presencia de personas alrededor del lugar. En Twitter y Facebook, además, las amenazas personales se sucedían.
Lo insostenible de la situación, con recomendaciones para que no salieran de casa, llevó a la pareja a suspender su estancia en el municipio asturiano. Una noticia que indignó a la alcaldesa de Lena, Gema Álvarez, de Izquierda Unida. «Lamento la mala imagen que para el concejo han generado las protestas ultraderechistas contra el vicepresidente y la ministra de Igualdad, que intentaban pasar unos días de descanso en Lena. Creemos que todos los políticos, sean del signo que sean, tienen derecho a disfrutar de su vida privada», afirmó.
La campaña de acoso no solo ha afectado a los dirigentes de Podemos. Usuarios de las redes sociales llamaron a boicotear también un restaurante al que asistió la familia en una de sus salidas. Ante la catarata de mensajes en su contra, los dueños del local publicaron un mensaje en Facebook en el que manifestaron estar abiertos «para absolutamente todo el mundo» y se desvincularon de «cualquier inclinación ideológica».
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