Sumar y dividir
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El conflicto interno en Unidas Podemos amenaza con desestabilizar al Gobierno de coalición en la recta final de la legislaturaalberto surio
Domingo, 20 de noviembre 2022, 01:26
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El conflicto interno en Unidas Podemos amenaza con desestabilizar al Gobierno de coalición en la recta final de la legislaturaalberto surio
Domingo, 20 de noviembre 2022, 01:26
Las insólitas andanadas de Pablo Iglesias contra la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, revelan un descarnado proceso de autodestrucción del proyecto de Podemos. Esta pulsión suicida es una constante en la historia de la izquierda española. Que puede tener consecuencias demoledoras. El peor efecto ... es la desmovilización sociológica del sector progresista que en su momento sintió ilusión por la patada que dio al tablero la llegada de los morados en 2015. Aquella impugnación del sistema aportó elementos de catarsis. Algunos han ido devaluándose y cayendo en los peores vicios de la endogamia partidista. La decepción resultante va a ser aprovechada por sus rivales y puede aumentar la bolsa de la abstención hasta extremos inquietantes.
El tono arrogante y faltón de Iglesias, además, es todo lo contrario al aire fresco y regenerador que necesita una parte del electorado desencantado con la política convencional y harto del clima nocivo de permanente sobreactuación. Podrán aflorar discrepancias sobre Sumar, que se pretende convertir en alternativa, pero el recurso impúdico al insulto confirma la peor herencia cainita de algunas izquierdas y el peor comienzo posible. Todo un papelón que puede pasar una factura severa en las urnas.
Que se juegue a quemar con semejante frivolidad a una candidata de indudable carisma social y tirón electoral como Díaz revela una alarmante estrechez de miras. Como los sectores más integristas del catolicismo, parece que Iglesias apuesta por 'cuantos menos, mejor', por aquello de envolverse en la bandera de una supuesta pureza ideológica. A no ser que en el fondo lo que quiera es volver él un día aclamado por las bases. La inmolación está garantizada.
Se trata de un evidente pulso de poder interno pero de algo más. Iglesias, de hecho, hace una apuesta por asentar estratégicamente la relación con ERC y EH Bildu, un planteamiento ante el que Díaz mantiene serias reservas. El PSOE contempla preocupado este escenario. Puede pensar, en el corto plazo, que la crisis de los morados le beneficia. Incluso puede albergar en sus cálculos que Díaz vaya por separado con su oferta electoral a las urnas y que gane la partida a Podemos. Pero, en todo caso, el problema es que, al final, la suma con el PSOE no llegue a la mayoría necesaria para conservar el Gobierno o quela dependencia de los aliados independentistas sea extrema. Pedro Sánchez se la juega en un alambre muy delicado porque su continuidad solo es factible si mantiene la coalición con su actual aliado.
Este es un escenario que destapa un conflicto muy sensible en el Gobierno de coalición. El problema no es la tensión lógica entre dos socios de tradición muy diferente y las diferencias que pueden saltar a la mínima. La gravedad del asunto estriba en que el pulso de poder se ha instalado en el mismo corazón de Unidas Podemos y eso puede desestabilizar el Consejo de Ministros. Imaginémonos que desde la formación morada se llega un momento en el que se retira la confianza política a Díaz como vicepresidenta segunda y máxima representante en la alianza del socio menor. Que ella mantenga el cargo es una decisión exclusiva de Sánchez, pero el supuesto de este choque de trenes sería un territorio minado para la recta final de la legislatura y podría terminar por desestabilizar al Ejecutivo con todo tipo de consecuencias: desde la salida de Unidas Podemos del Gobierno y el mantenimiento de un Ejecutivo socialista en solitario durante 2023 hasta una convocatoria adelantada de las elecciones, antes o después de las municipales.
En este contexto, los Presupuestos saldrán adelante y el apoyo del PNV, ERC y EH Bildu ofrece cobertura a Sánchez para el próximo año, pero las elecciones tensarán las costuras al límite y mostrarán una carrera de obstáculos. El 2023 resolverá algunos de ellos. La clave, que la economía comience a despegar, los precios se enfríen y la confianza en el futuro no se desplome. Casi nada.
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