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Heroína por un tubo

Heroína por un tubo

España experimenta un repunte silencioso de la droga maldita. En vez de inyectarse, ahora se inhala con un canutillo o se fuma en pipa. Los nuevos toxicómanos tienen más arraigo social. «Unos delinquen y otros son trabajadores de clase media», dice un policía

Miércoles, 5 de diciembre 2018, 13:30

El yonqui de hoy ya no es un tipo desdentado con las venas cicatrizadas. Antes el drogata mordía con la boca una goma enrollada a su brazo y se metía un chute de heroína con una jeringuilla tantas veces usada que, a la devastación causada ... por la droga en sí, había que sumar las infecciones de VIH, el virus de la hepatitis C o la tuberculosis. Ahora se consume sobre todo inhalada y en menor medida esnifada. El toxicómano deja la droga en un trozo de papel de plata que calienta con un mechero e inhala por un canutillo el humo que se desprende. El caballo produce un efecto casi inmediato en el cerebro. Con la droga aspirada, el subidón acontece en pocos minutos, pero más tardíamente que si se administrara por vía intravenosa. Además de ahorrarse neuralgias, náuseas y vómitos, síntomas que asaltan al no iniciado, con el 'chino' el paciente se libra de enfermedades contagiosas. La heroína causó decenas de miles de muertos en las décadas de los ochenta y noventa. No en vano, entre 20.000 y 25.000 personas perecieron por sobredosis y más de 300.000 requirieron tratamiento a causa de su dependencia. La policía asegura que se está produciendo un repunte silencioso de la heroína, circunstancia que desata temores ancestrales entre los españoles. ¿Vuelve la pesadilla del caballo? Las estadísticas aún no lo han apreciado pero lo cierto es que, en materia de drogadicción, la realidad va por delante de las encuestas.

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