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Un guardia civil de Castro Urdiales recibió el pasado sábado una brutal paliza por parte de un grupo de jóvenes -mayores de edad, de unos veinte años- cuando regresaba a su casa tras la celebración de una cena navideña con varios compañeros del puesto. ... Otro agente que le acompañaba en el momento de los hechos también fue agredido por los chavales.
Según han informado a El Diario Montañés fuentes cercanas al caso, los hechos tuvieron lugar sobre las cuatro y media de la madrugada, cuando los agentes ya regresaban al acuartelamiento castreño, horas después de compartir mesa y mantel en un restaurante de la ciudad. Al parecer, dos guardias civiles quedaron un poco descolgados del resto y, a la altura del Pedregal, a escasos metros del cuartel castreño, un grupo de jóvenes que se encontraban cerca de una lonja empezaron a increpar e insultar a los agentes, a los que se dirigieron llamándoles «picoletos».
El ataque Un jóven agredió a un agente con un cinturón que se colocó en la mano como un puño americano
En su contexto Los agentes estaban a escasos metros del acuartelamiento cuando recibieron la paliza
De los insultos pasaron a la acción y empezaron a golpear a los dos agentes. A uno de ellos, que se encuentra de baja, le agredieron utilizando un cinturón que uno de los jóvenes se colocó alrededor de la mano como si fuera un puño americano, golpeándole con la hebilla. «Le dejó la cara como un cromo y quedó inconsciente», apuntan fuentes cercanas al caso.
En ese momento, el grupo de agentes que iba por delante se percató de lo ocurrido y fueron a socorrer a los agredidos. Una guardia civil incluso se tiró encima del agente que se estaba llevando la peor parte para protegerlo de las patadas que le estaban propinando. A esta agente se sumaron otros compañeros que se encargaron de detener a dos agresores en el mismo lugar de los hechos. Otros dos salieron corriendo y se escondieron en la lonja en la que estaban antes de increpar a los guardias civiles, pero también fueron interceptados minutos más tarde.
Sanitarios del 061 tuvieron que atender en el lugar tanto a los dos agentes agredidos como a otros que resultaron heridos por la resistencia de los chavales.
Los cuatro jóvenes pasaron la noche en los calabozos del acuartelamiento castreño hasta que pasaron a disposición judicial al día siguiente en calidad de investigados por un delito de atentado contra la autoridad, ya que supuestamente agredieron a los agentes sabiendo el cargo que desempeñan.
Una vez que pasaron a disposición judicial, el Juzgado de Instrucción Nº2 de Castro, en funciones de guardia, acordó la libertad de los jóvenes con cargos.
El artículo 550 del Código Penal castiga con penas de prisión de uno a cuatro años y multa de tres a seis meses los atentados contra la autoridad. Esto es en la teoría porque ahora, cuando el juez inicie la instrucción tendrá que practicar una serie de diligencias de investigación que determinen si cuando los jóvenes agredieron a los dos agentes, que iban de paisanos por estar de celebración navideña, eran conocedores del cargo que ostentan ambos. En caso contrario, el asunto se podría saldar como un delito de lesiones graves, teniendo en cuenta las heridas en la cara del agente peor parado.
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