La dirección del PP y varios barones han defendido públicamente que Ayuso rechace encontrarse con Sánchez apenas una semana después de que éste argumentara que debe dimitir y que, en lugar de exigir explicaciones al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz -a quien el Tribunal Supremo encausó el pasado jueves por un delito de revelación de secretos- su partido debería pedírselas a ella, pareja, dijo, de un «delincuente confeso».
En una entrevista en 'El Mundo' el 8 de septiembre, sin embargo, Feijóo defendió que lo «responsable» es mantener la relación institucional para abordar los problemas de los ciudadanos. Y, hasta ahora, todos los presidentes autonómicos de su formación han seguido esa máxima. A eso remite el Gobierno en un comunicado. «A quien daña es a los madrileños, cuyos problemas y preocupaciones pasan a un segundo plano frente a la única prioridad de su agenda política, la confrontación sistemática y permanente con el Gobierno de la Nación».
El PSOE, aún más duro, ha esgrimido que la presidenta de la Comunidad de Madrid tendría que «aguantarse sus fobias personales» hacia Sánchez, al que, ha recordado, llamó «hijo de puta» desde la tribuna de invitados del Congreso (en un momento en el que el presidente se refería como «posible caso de corrupción» al protagonizado por su hermano Tomás Ayuso, que fue archivado por la Fiscalía Anticorrupción y la Fiscalía europea).
«Cuando exigimos la dimisión de la señora Ayuso , no lo hacemos en vano -insiste en una nota la dirección del PP-. A todo lo que crece a su alrededor, oscuro y de lo que tendrá que dar explicaciones le guste o no, se añade su absoluta dejación de funciones en el cargo, usando a diario su puesto para atacar al Gobierno de España. No se le conoce otra misión, ni gestión. Por eso debe irse de inmediato, y Alberto Núñez Feijóo está tardando en pedirle ese paso atrás».
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