La sesión de la Comisión de Hacienda que este lunes se vivió en el Congreso para aprobar, muy capitisiminuida, la reforma fiscal del Gobierno antes de su envío al pleno quedará para el recuerdo. Un frenesí de negociaciones, un larguísimo receso de cuatro horas en ... el que los socialistas se afanaron en convencer a sus socios para que no tumbaran la iniciativa y una votación caótica pusieron al descubierto las dificultades de los socialistas para avanzar en la legislatura. Pero la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, trató de quitar hoy hierro a la situación en su habitual comparecencia de los martes tras el Consejo de Ministros. «Ayer hubo una comisión y una votación ganada 20 a 17», resumió.
Alegría adujo que hay que aprender a observar con normalidad lo que, según defendió, es el escenario más común en la mayoría de los Parlamentos europeos y lo que han «elegido» lo españoles, una fragmentación que obliga a ceder y a pactar para poder sacar adelante iniciativas. Pero rechazó que se hable de inestabilidad o debilidad. «Tenemos minoría parlamentaria -reconoció, por primera vez, abiertamente-. Lo sabemos. Pero ¿saben qué? Este Gobierno ya ha publicado 20 leyes en el BOE. Y eso no es opinión. Son hechos que se consiguen en base a la negociación».
La también ministra de Educación añadió que tiene «confianza» en las negociaciones para que de nuevo este jueves, cuando llega al pleno de la cámara baja, la reforma fiscal vea la luz. Pero lo cierto es que a esta hora no tiene los votos amarrados. Después de haber asegurado que no aceptarían que se dejara fuera el impuesto a las energéticas, como el PSOE había pactado con Junts, tanto ERC como Bildu y el BNG aceptaron sobre la bocina respaldarla a cambio de la promesa de los socialistas de que sí prorrogaran ese tributo un año más vía real decreto ley. Sin embargo, el Gobierno también asegura que mantendrá su compromiso con los posconvergentes.
Podemos, que no votaba en la comisión pero cuyo voto sí es clave en el pleno, ya dijo anoche, y ha vuelto a repetir hoy, que sin garantías de que Junts dará su brazo a torcer la promesa del PSOE es «poco más que papel mojado» . Así que, de momento, su intención es votar en contra de la reforma este jueves, porque lejos de suavizar su postura, los de Carles Puigdemont también dejaron claro esta mañana, en RNE, que no apoyarán el real decreto ley 'vendido' por el Ejecutivo a sus votos de la izquierda.
Alegría insistió en mostrarse optimista, pero evitó aclarar cómo se pretende cerrar el puzzle de una iniciativa de la que depende, en buena medida, que Bruselas autorice el quinto pago de los fondos europeos, en torno a 7.000 millones de euros. «Estamos todavía inmersos en un proceso de negociación que está llevando la vicepresidenta primavera y hay que ser cautos dejando que pasen los plazos para hablar con el resto de fuerzas», ha argüido.