Pedro Sánchez. EP

El Gobierno se apresura a cerrar filas para capear un momento crítico en la coalición

El ala socialista defiende la «contundencia» de su socio a la hora de exigir responsabilidades a Errejón pese a las dudas en el espacio de Sumar

Viernes, 25 de octubre 2024, 20:52

No ha sido esta precisamente la mejor semana en la relación entre los dos socios de la coalición de Gobierno. Las cosas nunca han estado tan tensas entre el PSOE y Sumar como lo estuvieron en la pasada legislatura con Unidas Podemos, pero los socialistas ... se lamentaban en los últimos días de que, presionados por la agresiva estrategia de la formación de Ione Belarra para atraer a su cada vez más menguado electorado, los de Yolanda Díaz estaban apuntándose a un 'modus operandi' rayano en la deslealtad. Ayer, sin embargo, cerraron filas por el bien común.

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Las revelaciones sobre la conducta machista del ya exportavoz parlamentario de Sumar, Iñigo Errejón, han supuesto un duro golpe para un Ejecutivo que ya arrostra una situación difícil por su falta de apoyos sólidos en la Cámara baja, la fragilidad en la que le sitúa su dependencia de las fuerzas secesionistas y los problemas judiciales, desde el 'caso Koldo' a la causa contra la mujer de Pedro Sánchez. Es un misil que daña su discurso en una materia que siempre ha querido presentar como parte de sus señas de identidad, el feminismo.

Errejón no era un dirigente más. Si Sumar lo eligió como portavoz fue por su capacidad de comunicación. Y la eficacia de sus intervenciones, que ahora se ven desde otro prisma, no solo eran un activo para su partido sino para el conjunto del Gobierno. En parte por eso sentó tan mal en el PSOE que el pasado martes defendiera el apoyo a una iniciativa del PP para obligar a que los envíos de armas a terceros países, como los realizados a Ucrania, pasen por la Cámara baja.

Los socialistas admiten su preocupación, aunque el impacto emocional del asunto les impida evaluar hata dónde llegan lo daños. «Me niego a hacer un análisis de cómo puede afectar esto al Gobierno o la legislatura; he flipado con todo», admitía en las primeras horas tras la dimisión forzada del que fuera fundador e ideológo de Podemos, primero, de Más Madrid después y ahora del partido menor de la coalición, un ministro político.

Escudo argumental

Rápidamente, sin embargo, el PSOE ha desplegado un escudo argumental para hacer frente a la tormenta, casi idéntico al activado frente a la inminente imputación del exministro José Luis Ábalos por cohecho, tráfico de influencias y pertenencia a organización criminal. Ahora no lo predica de sí mismo sino de su socio, del que elogian que haya actuado con rapidez y «contundencia», aunque en el propio espacio de Sumar, muy fragmentado, se oyeron ayer autocríticas como la de la ministra de Sanidad, Mónica García («desgraciadamente no hemos sabido hacer lo suficiente») o el diputado Enrique Santiago de IU, que consideró probado que el partido no tiene «mecanismos de prevención eficaces».

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El primero que salió a romper una lanza por Yolanda Díaz, que ha optado por un perfil bajo en este asunto, fue el propio Sánchez la víspera en la red social X, al tiempo que mandaba un mensaje de apoyo «a las mujeres que sufren acoso y abusos»y de condena «a quienes atentan –dijo– contra este proyecto de igualdad» (el que defiende su Gobierno). Ayer, varios ministros se unieron, animando además a las víctimas a denunciar. «Lo importante cuando se producen situaciones de este tipo es que haya una condena unánime, sin paliativos, del conjunto de la sociedad, incluida su fuerza política, como así se ha producido» esgrimió la vicepresidenta primera, María Jesús Montero.

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