Sánchez interpreta que Feijóo está «desesperado» por especular con una moción de censura junto a Junts y Vox

Los socialistas entienden que a las puertas de las elecciones europeas del 9 de junio, a las que llegan en una situación mucho mejor de lo esperado hace apenas un mes –a una distancia de entre uno y dos escaños de los populares, según algunas encuestas–, las declaraciones de Feijóo suponen un patinazo del que, convenientemente administrado, pueden sacar tajada. Pero tampoco están dispuestos a poner todos los huevos en esa cesta. Ni mucho menos.

El PSOE plantea el 9-J como una oportunidad de erigir un muro frente a una ultraderecha que gana terreno en toda Europa. Es la estrategia que le funcionó en las generales del 23-J, la que cree que más moviliza al electorado de izquierdas y en la que pretende seguir incidiendo. Según la portavoz de la ejecutiva, Esther Peña, la pugna con el PP está tan igualada que un «último empujón» puede servir para que, contra pronóstico, Sánchez resulte vencedor del plebiscito planteado por los populares.

Atizar a Feijóo por su supuesto coqueteo con Puigdemont puede ser rentable, pero ese –el de Cataluña, la amnistía, la relación con el secesionismo...– no es el carril por el que desean circular los socialistas lo que queda de campaña. Y menos a la vista de cómo están las cosas. Tras el 12 de mayo, el PSOE entendió que la victoria de Salvador Illa y el hecho de que, por primera vez en más de una década, los secesionistas no sumaran mayoría absoluta neutralizaba los ataques de la oposición por ese flanco. Pero tanto el propósito de ERC de alcanzar un acuerdo para la Mesa del Parlament con Junts y la CUP como la exigencia de Carles Puigdemont de que se le permita recuperar la Generalitat, hacen mella en su mensaje triunfalista sobre los beneficios del olvido penal para la convivencia y para la estabilidad institucional.

Bolaños defendió este lunes ante la prensa, durante un paseo electoral por la Feria del Libro, que    «el mandato de las urnas» en Cataluña fue que debe haber «un acuerdo entre distintos». Pero evitó detenerse excesivamente en ese asunto. En cambio, se esforzó por llevar la crítica a Feijóo al eje ideológico, en el que el Ejecutivo está más cómodo. «Lo de hoy es un ejemplo más de intentar engañar a los españoles. Él, que lo que quiere es pactar con la derecha en España y en Europa, le pide 'por favor, por favor', a Puigdemont 'apóyeme también'. Puro teatro», dijo.

El propio Pedro Sánchez optó por hacer una mención somera al asunto durante su mitin vespertino en Gijón, pero también para encauzarlo hacia donde le interesa. «Feijóo en las campañas electorales tiene arranques de sinceridad – ironizó–. Hoy lo ha dicho claramente, que su propuesta es una moción de censura con Abascal y con Puigdemont. Están absolutamente desesperados. Nosotros tenemos una propuesta mejor: votar al PSOE el 9 de junio, para ganar a la derecha y a la ultraderecha. Que nadie se quede en casa», clamó.

También Peña hizo hincapié en los lazos del PP con Vox o en su acercamiento a la primera ministra italiana, Georgia Meloni. Y añadió: «Les da igual cómo y con quién. El PP está obsesionado con colocar a Santiago Abascal de vicepresidente. Una demostración más de que la internacional ultraderechista está dispuesta a todo con tal de derrocar al Gobierno progresista que tiene clara su hoja de ruta; avanzar con derechos para todos los ciudadanos mientras ellos chapotean en el fango». Un mensaje que, con ligeras variaciones, repitieron en sus cuentas de la red social X ministros y miembros de la dirección como María Jesús Montero, Óscar Puente o Santos Cerdán.