Secciones
Servicios
Destacamos
Demostración de fuerza del PP en la calle tan solo 48 horas antes de que empiece este martes en el Congreso una sesión de investidura que Alberto Núñez Feijóo sabe que no saldrá adelante, pero con la que pretende demostrar que la mayoría social del ... país le respalda a él y rechaza la hoja de ruta de Pedro Sánchez para retener el poder gracias a los independentistas. Génova vio ayer «desbordadas» sus expectativas en el macroacto contra la amnistía convocado en la madrileña avenida de Felipe II y congregó a 40.000 personas según la Delegación del Gobierno en manos de los socialistas –los populares estiman que acudieron más de 60.000–, para denunciar el eventual pacto del líder socialista con el expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, a cambio de ceder al borrado de la intentona «golpista» de 2017.
La convocatoria –la más multitudinaria del partido, dicen en el equipo de Feijóo, y exhibiendo «unidad»–, da impulso moral y político al jefe de filas de los populares tras dos meses de costosa digestión de su amarga victoria el 23-J. Con el reto de remontar el derrotismo a sabiendas de que no cuenta con los apoyos necesarios para convertirse –al menos ahora– en presidente, el líder gallego pretende redoblar la presión sobre Sánchez para intentar frustrar su reelección. Ayer, ante una ola de banderas españolas, tildó de «cacicada incalificable» que el presidente del Gobierno en funciones haya abierto la puerta a la posible medida de gracia para los encausados por el 1-O y se afanó en desmontar la «falacia socialista» de que «el independentismo tenga que ser decisivo en la gobernabilidad. «Lo que no votó ningún español, al menos el 94%, fue un cambio en el régimen constitucional», clamó.
Noticias relacionadas
A sus ojos, y pese a haberle ofrecido pactos de Estado en las últimas semanas, «el PSOE ha abandonado a la mayoría de los españoles a cambio de establecer privilegios para una élite de políticos», en alusión a la cúpula del secesionismo.
«Aunque me cueste la Presidencia del Gobierno, voy a defender que España es una nación de ciudadanos libres e iguales», prometió casi al borde de la afonía, tras retrotraerse a la Constitución de 1812 para denunciar que, «más de dos siglos después», nos veamos «obligados a defender lo mismo» que entonces: «Nuestra soberanía, nuestras libertades y nuestro derecho a las mismas oportunidades». Lo que Sánchez, dedujo, está poniendo en riesgo mediante un «fraude» y a lo que opuso «la diversidad como pegamento».
El PP dejó traslucir su «satisfacción» con la imagen del gentío que permite a Feijóo presentarse mañana en el Congreso con el beneplácito no solo de las urnas –ganó el 23-J–, sino de una «mayoría social» que estaría cada vez más consternada por un eventual borrado del 'procés' a cambio del apoyo de Junts a Sánchez.
Feijóo arengó a los presentes –se escucharon gritos de «presidente, presidente» y, sobre todo, de «Puigdemont, a prisión»– ante todos los barones territoriales del PP y de los expresidentes del Gobierno José María Aznar y Mariano Rajoy, que actuaron de teloneros en una fotografía de cohesión interna que los populares pretenden contraponer al orillamiento por el PSOE de los históricos críticos con la amnistía. Aznar no bajó los decibelios y acusó al actual presidente del Ejecutivo en funciones de promover la «impunidad» del 'procés', mientras que Rajoy –que ocupaba la Moncloa durante el referéndum ilegal del 1-O– identificó la amnistía como «una enmienda a la totalidad de nuestra Constitución (...) moralmente inaceptable».
Un cierre de filas que contrasta con el enfrentamiento entre Ferraz y referentes socialistas como Felipe González, Alfonso Guerra o el expulsado Nicolás Redondo que Feijóo explotó. «Nosotros no tratamos a los expresidentes como dinosaurios o miembros del Antiguo Régimen», dijo tras describir a Aznar y Rajoy como «la memoria presente de la mejor España». Pablo Casado no fue invitado.
Antes se dirigieron a los concentrados la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde madrileño, José Luis Martínez-Almeida, que contaron finalmente con unos minutos de altavoz. Ayuso, como es habitual en la capital, recibió la ovación más atronadora, pero esta vez y a diferencia del 23-J no hubo grito alguno que contraviniera el protagonismo del líder.
Sabedor de los equilibrios que debe guardar, Feijóo agradeció a Vox, así como a UPN y Coalición Canaria, el apoyo que van a brindarle en su investidura. Pero el acto pretendió ser, también, un ejercicio de liderazgo de la derecha lejos de la foto de Colón y en un momento que el PP interpreta como crítico para el país. La maniobra pareció salirles bien: Génova se congratula de que el de ayer es el acto más masivo en la historia del partido desde el de Aznar en Mestalla en 1996.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.