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Carlos García Juliá, uno de los autores de la matanza en el despacho de abogados laboralistas de la madrileña calle de Atocha, llegará este viernes a Barajas, tras ser extraditado por Brasil, 43 años después de aquel asesinato múltiple. García, que viaja a ... Madrid escoltado por agentes españoles de Interpol desde Sao Paulo, a su llegada será trasladado inmediatamente a la cárcel de Soto del Real para cumplir los 3.855 días de condena de los 193 años de cárcel a los que fue condenado por matar cinco abogado laboralistas en 1977.
García, un conocido ultra, tenía entonces, tenía 24 años. J unto a su compañero, el pistolero José Fernández Cerra, fueron condenados por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional a 193 años de prisión en 1980 como autores materiales de cinco asesinatos y cuatro intentos de homicidio. Con 66 años y tras permanecer huido de la justicia casi 25 años, en diciembre del año pasado fue detenido una residencia en Barra Funda, un barrio de la zona oeste de la Sao Paulo (Brasil), después de pasar en este tiempo por Chile, Argentina o Venezuela.
El pasado agosto, el Tribunal Supremo de Brasil decidió tender la solicitud de extradición de García Juliá al considerar que se cumplían los requisitos necesarios, entre ellos la tipificación de los crímenes y la no configuración de un delito político. La Audiencia Nacional había pedido a principios de 2019 al Gobierno que solicitara a las autoridades brasileñas la extradición de García Juliá por entender que la condena que le fue impuesta no ha prescrito y le quedan por cumplir 3.855 días de prisión.
García Juliá estaba prófugo de la justicia desde 1994, cuando, tras haber cumplido 14 de los 193 años a los que le condenaron por la matanza de Atocha, escapó después de haber alcanzando el tercer grado penitenciario tres años antes y de recibir un permiso para viajar a Paraguay por una oferta de trabajo, que, sin embargo, se le revocó días después tras el recurso de la Fiscalía. España solicitó su regreso inmediato para terminar de cumplir la pena pendiente, pero el pistolero de la «Triple A» (Alianza Apostólica Anticomunista), un grupo terrorista del tardofranquismo, se evaporó.
No tardaría en volver a aparecer. Dos años después, en mayo de 1996, fue detenido en Bolivia acusado de tráfico de drogas y de financiación de grupos paramilitares y volvió a la cárcel, esta vez a la prisión de alta seguridad de Palmasola, en La Paz. En 2001, España pidió su extradición, a petición de Izquierda Unida, pero escapó de Bolivia tras un permiso. La Audiencia Nacional había reiterado una petición de entrega de García Juliá en diciembre de 2016. Desde entonces, se iniciaron gestiones mas intensas para dar con su paradero, que determinaron en julio de 2018 que podría encontrarse en Sao Paulo, donde residía bajo la identidad de un tercero con identidad venezolana. En ese momento se iniciaron las gestiones para su detención, que se produjo en diciembre del año pasado, después de cotejar las huellas dactilares y corroborar que se trataba de la persona buscada.
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