Sumar abre un cisma en el Gobierno y con Israel al advertir a empresas del «genocidio»

«Amigo del genocidio», respondieron casi inmediatamente desde la cuenta oficial de Sumar en las redes sociales, cuando la polémica ya se había descontrolado. Los de Yolanda Díaz llevan semanas lamentando que Pedro Sánchez no reconozca de forma urgente al Estado palestino –el domingo, en un mitin de la campaña catalana la vicepresidenta segunda urgió al presidente a hacerlo esta misma semana–, y ahora optan por elevar el tono y practicar una política de «ruido» de la que hace meses renegaban para marcar perfil propio en pleno ciclo electoral y cuando las protestas por la situación en la región empiezan a extenderse a las universidades españolas.

La cuestión palestina se ha convertido en un asunto capital en el espacio político situado a la izquierda del PSOE, con el que Sumar busca volver a recuperar la iniciativa en la legislatura después de que la prórroga de los Presupuestos de 2023 decretada por Sánchez dejara en barbecho a sus principales medidas sociales. En esa línea, la integrante de la Ejecutiva de Sumar, Elizabeth Duval, cargó duramente contra el departamento que dirige José Manuel Albares alegando que «pocas cosas hay más vergonzantes que excusar el genocidio, la vulneración de los derechos humanos, el desplazamiento forzoso y la masacre de un pueblo entero usando como coartada 'la amistad'».

La carta de Bustinduy insta también a las compañías españolas a «rendir cuentas» sobre las medidas que están adoptando para prevenir cualquier «consecuencia negativa» que pueda ocasionar su actividad económica en la situación que se está viviendo en la Franja de Gaza y en los Territorios Palestinos. Un hecho se produce, además, poco antes de que Albares se reúna mañana con su homólogo estadounidense, el secretario de Estado, Antony Blinken, en Washington para presentarle el plan de España de reconocimiento de Palestina como estado. Un paso previo a que Sánchez lleve la cuestión al Consejo de Ministros.

Por ello en el Palacio de Santa Cruz no comparten ni el contenido ni el momento elegido para el envío de estas cartas. «No entendemos qué quiere decir con 'el Gobierno'», insistían las fuentes consultadas, que enfatizaban que el Ejecutivo tiene una postura «clara» respecto a que «el Estado de Israel y el pueblo de Israel son amigos de España y del pueblo español».

A esta escalada de divergencias entre los ministros de Sumar y del PSOE se unió la vicepresidenta tercera y candidata de los socialistas a las elecciones europeas, Teresa Ribera, que recordó a Bustinduy que «la implicación política del Gobierno» corresponde al Ministerio de Asuntos Exteriores y a la Presidencia del Gobierno, y que «la relación con las empresas y su incidencia en el comercio» corresponde al Ministerio de Economía, un departamento en el que también se mostraron sorprendidas por la carta de Derechos Sociales.

En el departamento que encabeza Bustinduy justifican la iniciativa asegurando que «persigue la búsqueda de soluciones para poner fin al genocidio en Palestina» y que, a su vez, «se enmarca como una acción más en la línea política del Gobierno de España que busca reconocer el Estado de Palestina y promover su ingreso como miembro de pleno derecho en la ONU».

Una tesis que no comparte Israel, cuya respuesta a las misivas, a través de su embajada en Madrid, se produjo en un tono que recordó al que emplearon durante crisis diplomática abierta a finales de noviembre, cuando Tel Aviv llamó a consultas a su representante, Rodica Radian-Gordon, que no regresó a España hasta el 3 de enero. En esta ocasión, la legación hebrea rechaza «de forma total la falsa acusación difundida por algunos ministros, intelectuales y medios de comunicación de que Israel está cometiendo un genocidio».

Por contra, afea la embajada recordando los secuestros perpetrados por Hamás durante los ataques terroristas del 7 de octubre, hay un «incompresible silencio en España de la mayoría de los intelectuales y organizaciones de Derechos Humanos ante el drama de los 132 secuestrados que siguen en manos de los terroristas de Hamás».