El exdirector del CNI niega que el imán de Ripoll, ideólogo de los atentados del 17-A, fuera informador del centro

Sanz Roldán, que ya acudió en su día a la comisión de secretos -y se refirió repetidamente a las respuestas que dio en la misma para contestar a las cuestiones que le fueron planteadas- explicó que agentes del centro fueron a visitar a Es Satty a la cárcel de Castellón para ver si estaba siendo víctima de una radicalización o buscaba radicalizar a su entorno en 2014 pero que esto no significa que luego fuera colaborador a informador del centro.

«Sólo imaginar que pudimos evitar la muerte de 16 personas es una infamia, una maldad y una vileza», señaló, mostrándose visiblemente molesto por algunas de las preguntas de los parlamentarios de Junts y ERC. «Nadie que se dedica a la seguridad quiere que se produzca un atentado. Y cuando se produce, todos, no dormimos», recalcó. Al diputado republicano, Jordi Salvador i Duch -quien le preguntó qué le diría a una víctima- contestó que «piense si puede haber alguna voluntad interesada» en él o en sus colaboradores para que «esté viviendo lo que está viviendo».

El Consejo de Ministros aún no ha desclasificado los documentos e informes del CNI pese a que se comprometió a ello hace dos meses. Y esto se agarró Sanz Roldán para esquivar las preguntas de los parlamentarios, alegando que «limitaciones legales para explicarlo absolutamente todo». «Es muy fácil, se pide la desclasificación y a continuación yo vengo», señaló.

La sombra del excomisario José Manuel Villarejo, que en 2022 abonó la teoría de la conspiración sobre los atentados al vincular un «error grave» del exjefe del CNI y que también desfilará por esta comisión el 4 de diciembre, sobrevoló puntualmente la comparecencia. «Me preocuparía muchísimo que el señor Villarejo hablara bien de mí. Mientras las cosas sigan así, no van mal», despachó con ironía Sainz Roldán.

El general, que dirigió el centro entre 2009 y 2019, se mostró muy tajante ante las teorías que apuntan a una presunta connivencia de los servicios de inteligencia españoles hacia los miembros de la red que urdió el atentado, al mismo tiempo que ha subrayado que nunca recibió instrucciones políticas sobre el caso a lo largo de las cuatro legislaturas en las que estuvo al frente del CNI. «De haber recibido una orden en este sentido, no la habría cumplido», insitió.