ERC y Junts cargan de retórica secesionista su acuerdo

El Ejecutivo de Aragonès se conjura para avanzar hacia la independencia pero el pacto da pocas pistas sobre cómo pretende cumplir ese objetivo en solo cuatro años. Hay mucha retórica secesionista. Eso sí, el texto es lo suficientemente ambiguo como para que ambas formaciones puedan sentirse cómodas. La concreción tendrá que esperar.

Los dos partidos abogan por un «proceso de negociación» como la mejor opción para «afrontar y resolver el conflicto político» entre Cataluña y el resto de España. A su juicio, el «mejor de los instrumentos» para solucionar la cuestión catalana pasa por un referéndum acordado con el Estado. Junts recela en el acuerdo de la mesa de diálogo y así queda recogido en el documento. «Somos conscientes de que el proceso de negociación con el Estado tiene unas dificultades enormes y unas posibilidades de éxitos muy limitadas», apuntan los dos partidos.

La clave de la legislatura estará en saber qué harán los independentistas si fracasa la mesa de diálogo que tanto el Gobierno como la Generalitat se han comprometido a reanudar una vez se constituya el nuevo ejecutivo catalán. La resolución sobre los indultos está a la vuelta de la esquina. Pero los secesionistas insisten en que no es suficiente con que los presos salgan a la calle. Por eso, y en paralelo a la mesa de diálogo, los independentistas llaman a «trabajar todas las vías democráticas» y a la «confrontación», que permitan «forzar» al Gobierno de Pedro Sánchez en la resolución del conflicto. Vías democráticas, de acuerdo al lenguaje secesionista, es una manera de amenazar con la vía unilateral en el pacto de gobierno pero sin llegar a citarlo.

El documento habla también de «seguir trabajando con fortaleza para poder plantear un nuevo embate democrático que permita alcanzar la República catalana y la independencia de nuestro país». En el acuerdo que suscribieron ERC y la CUP, previo al de Esquerra con Junts, republicanos y anticapitalistas apostaban por un embate contra el Estado, en caso de que fracase la mesa de diálogo, en forma de nuevo referéndum unilateral como el del 1-O. Una opción que a Junts no le acaba de convencer.

En cualquier caso, la estrategia independentista, si acaba naufragando la mesa de diálogo, se decidirá en un espacio secesionista integrado entre ERC, Junts, la CUP, la ANC y Òmnium. Esa hoja de ruta no se concretará hasta dentro de dos años, que es el margen que le dan los soberanistas a las conversaciones con el Gobierno. Junts pedía que la estrategia de futuro apareciera ya plasmada en el pacto de gobierno, pero ERC no ha querido pillarse los dedos.

Ese espacio de «coordinación, consenso y dirección estratégica» colegiada definirá los pasos para «culminar el camino hacia la República catalana», afirma el acuerdo. Ese foro, además, actuará coordinadamente con el Consejo para la República de Carles Puigdemont hasta que éste finalice su reformulación. Una de las primeras tareas que tendrá encomendado será impulsar una «acción internacional orientada a solicitar, llegado el caso, la intervención de los organismos europeos para alcanzar un referéndum acordado y vinculante».

A corto plazo, los primeros pasos serán fijar en el Parlament y en el Govern un marco del inicio del proceso de negociación.