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España busca su sitio en los organismos internacionales

España busca su sitio en los organismos internacionales

La candidatura de Calviño al BEI reaviva el debate de si España está infrarrepresentado en las instituciones

Lunes, 21 de agosto 2023, 00:10

La nominación de Nadia Calviño, vicepresidenta primera y Ministra de Asuntos Económicos en funciones, a la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha reavivado un debate recurrente. ¿Tiene nuestro país el peso que le corresponde en las instituciones europeas y otros organismos internacionales?

Hay que echar la vista atrás para encontrar casos de éxito con pasaporte español. Enrique Barón y Josep Borrell -hoy Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea- fueron presidentes del Parlamento Europeo, Juan Antonio Samaranch estuvo al frente del Comité Olímpico Internacional durante casi dos décadas, Federico Mayor fue director general de la UNESCO, Javier Solana secretario general de la OTAN, Bernardino de León mediador en Libia y Rodrigo Rato dirigió el Fondo Monetario Internacional (FMI) antes de caer en desgracia por el caso de las tarjetas black de Bankia.

¿Está España infrarrepresentada?

Entre 2004 y 2018 no hubo ningún nombramiento relevante hasta los de Miguel Ángel Moratinos como Alto Representante de la Alianza de Civilizaciones de Naciones Unidas (iniciativa hispano-turca), y Luis de Guindos como vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE).

Luis de Guindos, elegido por el Eurogrupo como nuevo vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). EFE

«Quizá ese sea uno de los aspectos más destacables: la falta de consistencia. Así como ciertos países como Francia siempre suelen tener a un representante muy relevante a nivel internacional, España tiene perfiles que destacan de vez en cuando, pero no de forma permanente», afirma Delia Toja, consultora senior en Harmon.

«Así como ciertos países como Francia suelen tener a un representante muy relevante a nivel internacional, España tiene perfiles que destacan de vez en cuando, pero no de forma permanente»

Delia Toja

Consultora senior en Harmon

Para explicar las causas, hay que tener en cuenta varios aspectos. Por un lado, la situación de aislamiento internacional de España cuando se crearon los grandes organismos internacionales, por lo que hubo que esperar a la llegada de la democracia para ver a un español en la primera línea de las instituciones. Marcelino Oreja, ministro de Exteriores de UCD, marcó un hito como secretario general del Consejo de Europa en 1984.

Por otro lado, la política exterior de nuestro país en las últimas décadas se ha enfocado en Europa, por lo que se espera que la presencia de compatriotas se concentre en esas instituciones. ¿Cuál es la situación de España frente a nuestros vecinos europeos? Basta con repasar quiénes son los máximos responsables de las principales instituciones de la UE para comprobar que la presencia de españoles al más alto nivel es, aún, baja.

En el Parlamento europeo, salvo los mandatarios citados, Alemania es el país que más presidentes ha aportado (5 de 18).

En el Consejo Europeo el primer puesto es para Bélgica con 2 de 3…

…que también ha tenido 2 de 11 dirigentes del Tribunal de Justicia de la UE. Aunque, eso sí, el español Gil Carlos Rodríguez Iglesias estuvo al frente entre 1994 y 2003.

En el Tribunal de Cuentas Europeo –del que Juan Manuel Fabra Vallés fue presidente entre el año 2000 y 2005 y Eduardo Ruiz García es secretario general desde 2009– Irlanda y Alemania han sido los países con más representación.

En la Comisión Europea tres de sus 14 presidentes han sido de Luxemburgo, seguidos de Alemania, Italia y Francia con dos representantes.

La mitad de los presidentes del BCE hasta la fecha han sido franceses.

«Tras el Brexit, España pasa a formar parte del big4 junto con Francia, Alemania e Italia, en términos de tamaño, población y economía. La gran pregunta es si esta importancia se traduce en una representación e influencia acorde. Casi todos los expertos (por ejemplo, Javier Solana) están de acuerdo en que durante las dos primeras décadas del siglo XXI la respuesta fue que no (véase la próxima pregunta). En los últimos años, sin embargo, se podría decir que la situación ha mejorado, sobre todo gracias al nombramiento de Josep Borrell como Vicepresidente y Alto Representante de las relaciones exteriores, y a la perspectiva de la actual presidencia española del Consejo de la UE», explica Toja.

Josep Borrell Fontelle (i), como presidente del Parlamento Europeo en 2005, da la bienvenida al Presidente de la Comisión Europea Jose Manuel Barroso (d) antes de la primera reunión parlamentaria sobre la estrategia de Lisboa, en Bruselas. AFP

En este sentido, es un hecho que el gobierno socialista ha sido más internacionalista de lo que lo fue su antecesor, Mariano Rajoy, y en concreto, más europeísta. «Cuando se establece una estrategia de gobierno en ese sentido, la presencia exterior de España aumenta. Prueba de ello es el papel que tuvo España el año pasado en la OTAN, con la organización y la adopción de una nueva estrategia en Madrid; el éxito de la candidatura de España para ser miembro no permanente del Consejo de Seguridad en 2015-2016; la organización de la cumbre de la paz de 1991 en Madrid, o que la sede de la OMT esté también en la capital española», apunta la consultora.

En toda la Comisión, España tiene tres directores generales, cerca del 8% de los puestos

Camino Mortera, directora de la Oficina en Bruselas del Centro para la Reforma Europea (CER) cree que España está haciendo un buen trabajo en intentar colocar a sus nacionales en puestos influyentes en Europa, mucho más que en épocas anteriores. «El problema es que no acabamos de entender qué significa influir y cómo se tejen las redes de influencia en Bruselas. Tener altos cargos está muy bien pero depende de cuáles sean», destaca. Y cita el puesto de alto representante «maravilloso sobre el papel «pero que no sirve a la política exterior española cuyos ejes son Latinoamérica, África del Norte y Sahel y la propia Bruselas. «Para influir, además, hay que saber jugar los símbolos, y sobre todo, estar seguros de qué estrategia de país queremos seguir. En ese sentido, España tiene menos peso del que debería en la Unión, también porque tenemos un europeísmo acrítico que nos deberíamos hacer mirar», señala Mortera.

«No acabamos de entender qué significa influir y cómo se tejen las redes de influencia en Bruselas. Tener altos cargos está muy bien pero depende de cuáles sean»

Camino Mortera

Directora de la Oficina en Bruselas del Centro para la Reforma Europea (CER)

Un aspecto a tener en cuenta a nivel europeo no son solo los «grandes nombres», si no la presencia española en altos puestos de la administración. Es decir, españoles que tengan el nivel de Director General en las distintas instituciones europeas. En toda la Comisión, España tiene tres directores generales, cerca del 8% de los puestos. Es bastante proporcional teniendo en cuenta que España también cuenta con el 8% de los puestos de administradores. De diez Directores Generales en la secretaría del Consejo de la UE, uno es español. En el parlamento europeo, 2 de los 14 Directores Generales son españoles. «De forma general, la presencia de españoles en la administración europea está más o menos donde le toca, ya que no podemos olvidar que hay 27 países y tiene que haber cierto equilibrio en cuanto a la representación de cada uno. Es decir, España tiene una buena base «intermedia» de representación europea, pero no siempre grandes nombres en grandes puestos mediáticos», añade la experta.

Otro tema de interés para España es la relación con América Latina. En ese sentido, España ha liderado iniciativas como la UE-CELAC o la creación de la SEGIB, cuya secretaría se encuentra en Madrid. Sin embargo, ninguno de sus secretarios generales ha sido español. Sí cuenta con un representante nacional la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), también con sede en la capital de España, con Mario Jabonero al frente desde hace cinco años.

Calviño, la ministra de Sánchez en la que centró el 23-J

Nadia Calviño, vicepresidenta de Asuntos Económicos en los últimos cinco años, se ha postulado para ser la nueva presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI). De lograr la máxima representación en este organismo, sería la primera vez que un español y una mujer lo consigue. Hasta la fecha España ha contado con dos vicepresidentes de este organismo: el exministro de Economía Román Escolano (2014-2018) y la exministra de Fomento Magadalena Álvarez (2004-2009).

La vicepresidenta del Gobierno de España, Nadia Calviño, a quien el Gobierno va a proponer para optar a presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI). EFE

Y es que a diferencia de otros organismos internacionales, la actual presencia de España en instituciones económicas puede ser un escollo. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos preside el Comité de Basilea, José Manuel Campa la Autoridad Bancaria Europea (EBA), Fernando Restoy lidera el Instituto de Estabilidad Financiera (FSI) del Banco de Pagos Internacionales y Luis de Guindos es el vicepresidente del BCE.

La decisión se conocerá entre el 15 y el 16 de septiembre, cuando los ministros de Finanzas voten en Santiago de Compostela al futuro jefe del organismo y será ratificada formalmente en octubre por el Consejo de Gobernadores del BEI. No sería hasta el 1 de enero de 2024 cuando comenzaría a ejercer sus funciones siempre y cuando sea elegida, por lo que podría seguir en sus actuales funciones hasta esa fecha.

Sin ser militante socialista, Nadia Calviño se ha mantenido junto a Teresa Ribera, María Jesús Montero, Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska entre los ministros supervivientes del primer Gobierno de Pedro Sánchez tras la moción de censura de 2018. Fue el único miembro del Ejecutivo en funciones que rechazó ir en las listas del 23-J, pero dio nombre al eslogan 'Nadia o nadie', con el que Sánchez atacó al PP en el terreno económico durante la campaña. Y sonados fueron los encontronazos con la otra vicepresidenta del Gobierno de coalición y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a lo largo de la anterior legislatura; la última, a cuenta de la renta universal que propuso Sumar en su programa.

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