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A Salvador Illa se le complica la investidura. El día antes de que ERC y el PSC inicien las negociaciones para buscar un acuerdo que pueda desencallar el laberinto en que se ha convertido la elección del presidente de la Generalitat, los republicanos encarecieron ... este lunes el precio de un eventual apoyo al líder del de los socialistas catalanes.
En los días previos, unos y otros han fijado posición, antes de sentarse en la mesa. Los socialistas, a través del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han ofrecido una financiación singular para Cataluña, pero sin salirse del régimen común de las comunidades autónomas, como exigen los republicanos, que creen que la propuesta del jefe del Ejecutivo no es más que una maniobra para intentar «enredarles». Mientras, Carles Puigdemont, que trata de reventar las negociaciones entre socialistas y republicanos, pues su objetivo es que haya nuevas elecciones, acusa al líder del PSOE de chantajear a ERC por hacer algo que él ya hizo: poner precio a sus diputados a cambio de una investidura.
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Fuentes republicanas ven muy difícil que el PSOE ofrezca un concierto económico a la catalana, por lo que, salvo que Illa busque otros socios o Sánchez ceda como hizo con la amnistía, la repetición electoral gana enteros.
El contexto para ERC, que tiene la llave, es endemoniado. En su peor momento electoral, tras cuatro debacles consecutivas, el partido tiene que decidir si inviste o no a un candidato del PSC, mientras está dividido en dos (junqueristas contra roviristas), la pugna por la sucesión de Junqueras en la presidencia ya se ha abierto en canal, la militancia recupera su espíritu asambleario y tiene ganas de darle caña a la dirección.
Los republicanos tratan de separar las negociaciones de la investidura de la renovación de la cúpula del partido. Pero es muy difícil. Así, 300 cargos de la formación lanzaron ayer un manifiesto que aboga por una «renovación general» de la dirección, lo que es un mensaje directo a Junqueras para que no opte a la reelección al frente de la nave republicana. El documento lleva la rúbrica de cargos destacados como los consejeros Laura Vilagrà, Roger Torrent, Ester Capella, David Mascort, Meritxell Serret y Manel Balcells, además de Sergi Sabrià, Raquel Sans o Marta Vilalta. El manifiesto pone al descubierto el conflicto de poder dentro de la formación.
Con tanta marejada interna, la cúpula republicana es consciente de que no controla a la militancia y teme llegar a un acuerdo con el PSC que luego sus bases puedan tumbar. De ahí, que la exigencia de la dirección sea en el inicio de las conversaciones de máximos.
Los republicanos advirtieron a los socialistas de que una financiación singular debe implicar sí o sí la salida de Cataluña del régimen común y la gestión por parte de la administración catalana del 100% de los impuestos. En definitiva, lo que ERC pide es lo que el PSOE no puede darle, salvo que Sánchez quiera abrir una guerra interna contra las federaciones de su partido: el concierto económico vasco. Pero además, la formación independentista avisa de que el acuerdo con los socialistas debería incluir avances en materia de referéndum, refuerzo del catalán y de los servicios públicos.
Pedro Sánchez ofreció el domingo en La Vanguardia una financiación singular a Cataluña, pero negociada en un ámbito multilateral. Sánchez elogió además a Esquerra. «Las palabras vacías se las lleva el viento», aseguró la portavoz republicana, Raquel Sans.
El presidente del Parlament, Josep Rull, iniciará este martes una ronda de contactos con las formaciones para proponer a un candidato a la investidura. Fuentes republicanas aseguran que ni Illa ni Puigdemont se han postulado en privado como aspirantes a la elección, por lo que todo apunta a que el día 25 de junio no habrá votación.
La investidura catalana, de momento, es una partida a tres entre PSC, Junts y ERC. Se miran de reojo y ninguno se siente responsable si hay nuevas elecciones. Todos hacen cálculos. El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, es quien desde el primer día apuesta por nuevos comicios, pues cree que si es amnistiado y regresa (o si no es amnistiado y vuelve y es detenido) podrá mejorar el resultado.
Puigdemont amagó con postularse a la investidura, pero no quiere perder la votación. Intenta reventar las negociaciones entre Esquerra y el PSC. Este lunes, en las redes sociales, calificó como un «escándalo», «inmoral» y un «chantaje» que Sánchez ofrezca a ERC una financiación singular a cambio del apoyo de los republicanos a la elección del líder socialista.
Además, volvió a amenazar al presidente del Gobierno con retirarle su respaldo en el Congreso. «Sánchez debería responder a varias preguntas si pretende contar con los apoyos que lo han permitido dirigir el Gobierno a pesar de su derrota en las urnas», afirmó en X. Junts, desde el mismo día de las elecciones catalanas del pasado 12 de mayo, está intentando presionar al PSC con la baza de la gobernabilidad española. La única opción que tiene Puigdemont de ser investido es convenciendo a los partidos independentistas para que le voten y al mismo tiempo que el PSC se abstenga, lo cual a día de hoy han descartado tanto Sánchez como Illa.
El líder del PSC, Salvador Illa, ha afirmado este lunes que va a pedir al presidente del Parlament catalán «más tiempo para armar la única manera que pueda hacer viable esta legislatura», lo que, según el, es una mayoría progresista. A su juicio, un pacto entre PSC, ERC y los Comunes es lo más conveniente para Cataluña y que su «olfato» le dice no va ha haber repetición electoral.
«Mi compromiso es de hacer todo lo posible para evitar que haya una repetición», ha señalado Illa, quien ha aclarado en una entrevista en la cadena SER que puede tener flexibilidad aunque no va a entrar en «incoherencias». Preguntado sobre la actual situación que atraviesan en Esquerra, ha preferido ser cauto: «¿Qué formación política que lleve, en fin, a las espaldas, unos cuantos años, no ha pasado por momentos complicados y convulsos?»
Por último, al ser preguntado sobre si la investidura está más en manos del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que en las suyas, Illa ha defendido que está «muy tranquilo». No obstante, ha evitado profundizar en las reclamaciones de ERC de contar con una la financiación singular al margen del régimen común autonómico y únicamente ha dicho que él defiende un sistema que atienda las necesidades catalanas, informa Europa Press.
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