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La militancia de ERC en Barcelona ha desbordado este jueves todas las previsiones de asistencia, lo que ha obligado a la dirección republicana a aplazar la consulta interna para decidir la entrada en el Gobierno municipal de la capital catalana, liderado por el socialista Jaume ... Collboni. La federación republicana en la capital catalana había reservado un local con unas 270 localidades y se calcula que han ido al cónclave republicano barcelonés el doble de personas. ERC, de momento, no ha fijado una nueva fecha para la reunión, que debía decidir la entrada al Gobierno municipal, 17 años después. El principio de acuerdo entre el PSC y ERC se precipitó días atrás, tras el acuerdo alcanzado entre Carles Puigdemont y Marta Rovira, sin informar previamente a Oriol Junqueras, para investir a Josep Rull como presidente del Parlament. En un clima de división interna, la ejecutiva de Barcelona convocó a la militancia, que ha hecho saltar por los aires todas las estimaciones de participación.
En la formación republicana insisten en que hay que tratar de no vincular el caso de Barcelona con la negociación de la investidura del presidente de la Generalitat, pero todo en Cataluña está conectado y además la votación debía servir de termómetro para saber cómo respiran las bases republicanas de cara a la consulta que la dirección le planteará en las próximas semanas si llega a un acuerdo con el PSC o con Junts. ERC apoya al Gobierno en el Congreso, y podría hacerlo al alcalde Collboni en Barcelona y a Salvador Illa en la elección como jefe del Ejecutivo catalán para completar una terna institucional, que tanto incomoda en sectores del partido, pues visualizaría la situación subsidiaria de la formación respecto a un partido no soberanista.
La consulta entre la militancia de ERC se ha convocado cuando ya hay sectores del partido que están verbalizando en público su rechazo a pactar con los socialistas. Es el caso de la federación de Lleida o de las juventudes. ERC pactó con el PSC gestionar áreas como la de promoción económica, derechos sociales, turismo, juventud, lengua, proyección de ciudad, mayores o calidad urbana.
La votación va más allá de su impacto en la gobernabilidad de Barcelona. Es un aviso a Junts, que tiene grabada a fuego la elección de Collboni, pues se decidió sobre la campana, tras pactar con PP y los comunes, cuando Xavier Trias, ganador de los comicios, ya se veía como alcalde. Llegaba además en plenas negociaciones para la investidura de Illa o Puigdemont. Los republicanos ya pactaron los Presupuestos municipales y era cuestión de tiempo que se plantearan entrar al Gobierno local, pero lo que más ha molestado entre los sectores del partido que se oponían es el momento elegido, con la decisión sobre la investidura de Illa en el horizonte (que también deberá tomar la militancia) y en pleno debate interno en el partido, tras las debacles electorales y las dimisiones de pesos pesados como Oriol Junqueras, Pere Aragonés y Marta Rovira en el congreso de noviembre. Esos mismos sectores incluso habían deslizado que la dirección podría no validar la decisión de la militancia. Y es que el argumento que aduce la federación de Barcelona para entrar al gobierno es justo el contrario que defiende la dirección para no investir ni a Illa ni a Puigdemont: que hace falta curar las heridas de las derrotas electorales (en las cuatro últimas citas) desde la oposición.
La luna de miel independentista, mientras, ha durado más bien poco. La aprobación de la amnistía propició que el secesionismo catalán volviera a cohesionarse, reverdeció la vieja unidad de 2017, que le ha permitido pactar la presidencia del Parlament, a pesar de que no tiene la mayoría absoluta. Esa recuperada unidad apuntaba a que la investidura catalana, al menos en el primer intento, sería de color nacionalista. Pero Junts ha parado máquinas y ERC se siente utilizado y al mismo tiempo traicionado.
Los republicanos han expresado este jueves públicamente malestar con Junts por cambiar de estrategia y desmarcarse de un primer debate de investidura. Antes del acuerdo entre Junts y ERC para la presidencia del Parlament, los junteros daban a entender que su objetivo era pactar la presidencia de la Mesa para garantizarse que Puigdemont fuera designado en primer lugar, antes que Salvador Illa.
Tras lograr la presidencia del Parlament, las tornas han cambiado. Junts no tiene prisa y hasta cede el turno a los socialista, según expresó días atrás Jordi Turull, lo que ha encendido los ánimos en ERC. «Cuesta entenderlo», ha asegurado la portavoz republicana, Raquel Sans, en TV3. La vicepresidenta de la Cámara catalana ha criticado a sus socios postconvergentes por su tacticismo sobrevenido y sus cambios de planes. «Después de todo lo que se ha dicho», ha señalado, ahora resulta que Puigdemont «no quiere afrontar el primer debate de investidura», ha reprochado. «Sorprende, porque por un lado se dice una cosa y por el otra, la contraria. No lo entendemos. Hace dos días decían que sumaba. O sumamos o no sumamos, pero está bien que lo aclaremos», ha rematado.
ERC frunce el ceño. Por un lado, cree que Junts busca ante todo que los republicanos queden retratados. La presión sobre Esquerra es muy fuerte pues es la fuerza que tiene la clave de la investidura. Y luego, sospecha que los postconvergentes están pergeñando una maniobra para preparar el terreno a una marcha atrás de Puigdemont. Su entorno afirma casi a diario que volverá para el pleno de investidura. Pero primero era para la votación inicial, luego solo para la suya y en tercer lugar podría no haber pleno. ERC cree que Puigdemont podría incumplir su palabra, como ya ha hecho unas cuantas veces en los últimos años. La hemeroteca no es su aliada. El expresidente incumplió nada más empezar. Cuando en 2016 fue investido presidente de la Generalitat, dijo que no optaría a la reelección. Desde entonces se ha presentado en 2017, 2021 y 2024. En 2017, concurrió con la promesa de volver si la ciudadanía le votaba. En 2021, lo mismo, hasta las pasadas elecciones, que prometió volver si sumaba una mayoría para ser restituido. Luego dijo que volvería aunque no ganara y que dejaría la política. En su partido ya le piden que sea el presidente de Junts.
ERC recela de sus socios. La formación republicana es un polvorín. Los dos pesos pesados del partido están enfrentados: Marta Rovira, actual secretaria general, y Oriol Junqueras, que ha cesado como presidente, pero aspira a ser reelegido. Rovira es partidaria de la unidad independentista y es quien pactó la Mesa con Puigdemont, mientras que Junqueras aboga por explorar un acuerdo para investir a Illa. El partido celebra este sábado un consejo nacional, donde empezará a fijar su posición. La sección de Lleida y las juventudes de la formación ya se han decantado por no investir a Illa.
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