ERC y Aragonès reaccionarán al hundimiento electoral con una crisis de gobierno en Cataluña

Aragonès prepara una crisis de gobierno para tratar de reforzar su ejecutivo, tras la debacle de ERC en las elecciones municipales. Sería la segunda crisis de gobierno, tras la que se produjo como consecuencia de la salida de Junts del Govern. Si Pedro Sánchez respondió al fiasco electoral de su partido convocando elecciones, Aragonès reaccionará con una remodelación de su ejecutivo. Su primer movimiento después de las elecciones fue llamar a la unidad del independentismo para hacer frente a las elecciones y de cara a un posible futuro gobierno del PP y Vox. Junts replicó proponiendo una lista unitaria para el 23-J, pero esa posibilidad está ya descartada. ERC ha sellado un pacto con EH Bildu para el Senado y para el Congreso ERC y Junts ya han cerrado sus candidaturas por separado. La unidad podría limitarse a pactar puntos programáticos y también a acordar gobiernos locales y comarcales. Esta unidad ha permitido que Anna Erra fuera investida presidenta del Parlament, en sustitución de Laura Borràs, y podría facilitar la elección de Xavier Trias como alcalde de Barcelona.

ERC está cambiando su discurso y cada vez pone más el acento en la reivindicación independentista. Los 300.000 votos perdidos en las elecciones municipales han sido un serio aviso de su electorado. Oriol Junqueras ha recibido críticas internas por primera vez desde que tomó las riendas del partido en 2011. Algunas de aquellas reprimendas vinieron motivadas por la estrategia del partido en el Congreso. Y en concreto, apuntaron contra Gabriel Rufián y su estrategia de mano tendida y de apoyo al Gobierno. Junqueras vuelve apostar por el actual jefe de filas republicano en Madrid y ha lanzado un aviso a los críticos: «Es quien más y mejor ha defendido Cataluña», ha expresado. Rufián lleva días advirtiendo de que el independentismo debe elevar el precio del respaldo al Gobierno de cara a la próxima investidura. Hace cuatro años fueron los indultos, la mesa de diálogo y la sedición; los republicanos creen que hay que abordar ya la carpeta del referéndum.

ERC ha sido un balsa de acetite bajo el 'reinado' de Junqueras, pero no lo ha sido históricamente. Más bien todo lo contrario. Sucedió en el cargo a Joan Puigcercós, que pagó los platos rotos de los gobiernos tripartitos con PSC e Iniciativa y sus pactos con el Gobierno de Zapatero. Puigcercós fue cesado tras las elecciones catalanas de 2010, en que Esquerra pasó de 21 a 10 escaños. A Carod Rovira le cortaron la cabeza en 2008, tras las generales. El partido pasó de 8 escaños en Madrid a 3 (hoy tiene 13). Así era ERC hasta que llegó Junqueras. Bajo su batuta, no ha parado de crecer. Cogió el partido con 10 escaños en la Cámara catalana y hoy tiene 33 y la presidencia de la Generalitat por primera vez en 40 años. Pero las alarmas han saltado. La gente les ha pegado un toque de atención. Junqueras controla el partido. Y su presidencia apenas tiene ,

La consigna ahora no es ampliar la base sino intentar movilizar el voto independentista de siempre. La batalla cainita penaliza, por lo que Pere Aragonès ha llamado a la unidad, aunque a la hora de la verdad no se la creen ni en ERC ni en Junts. Aragonès busca un frente común de mínimos, al menos programático con los junteros de cara a las elecciones y sentar las bases para coordinarse ante un eventual Gobierno de PP y Vox.