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Paula De las Heras, Melchor Sáiz-Pardo y María Eugenia Alonso
Madrid
Lunes, 23 de mayo 2022, 09:35
Felipe VI había trasladado inicialmente su deseo de no hacer público el contenido del encuentro que este lunes mantuvo con su padre en el Palacio de la Zarzuela, después de casi dos años distanciados física y emocionalmente. Sin embargo, tras más de diez horas de ... reunión -cuatro de conversación en solitario, cara a cara en el despacho del jefe del Estado, y el resto junto a otros familiares- la Casa Real hizo público un comunicado que, unido a las reprobaciones del Gobierno, dan la pauta de los estragos causados por la primera visita del antiguo monarca a España desde que en agosto de 2020, salpicado por los escándalos, fijó su residencia en Abu Dabi.
El lenguaje real nunca es excesivamente directo y, por eso mismo, Zarzuela no llegó tan lejos en su nota como el Ejecutivo, que este lunes recriminó al rey Juan Carlos que no hubiera aprovechado la «oportunidad» para «pedir perdón» a los españoles. Fuentes gubernamentales subrayan, no obstante, que don Felipe fue claro al trasladar a su progenitor su «malestar y el daño que está provocando a la institución». El texto oficial recuerda, de manera sutil, que ambos habían acordado en marzo, cuando se archivó la investigación abierta por la Fiscalía del Tribunal Supremo contra el rey emérito, que sus visitas esporádicas a España tendrían carácter discreto.
El comunicado real hace alusión, de esa forma, a la misiva, negociada con la Casa del Rey, en la que don Juan Carlos sostenía hace dos meses lo siguiente: «Tanto en mis visitas como si en el futuro volviera a residir en España -una posibilidad que este lunes volvió a quedar abierta- mi propósito es organizar mi vida personal y mi lugar de residencia en ámbitos de carácter privado para continuar disfrutando de la mayor privacidad posible». «Todo ello, junto con los demás extremos que figuran en dicha carta, constituye el marco de referencia de las actividades de S. M. el Rey don Juan Carlos», remarca ahora, de modo clave, Zarzuela.
El rey emérito partió a las diez de la noche de nuevo rumbo a Emiratos Árabes, después de celebrar un almuerzo y pasar la tarde con los Reyes, la infanta Sofía, la reina Sofía -enferma de covid-, la infanta Elena y sus hijos, la infanta Margarita y su marido, Carlos Zurita. Pero su intención es, al menos hasta este lunes, volver en menos de un mes para participar, de nuevo en Sanxenxo, en la Copa del Mundo de veleros de la categoría 6mR, que tendrá lugar entre el 10 y el 18 de junio. El propósito tanto del actual jefe del Estado como del Ejecutivo, que también hizo referencia este lunes a ese compromiso de discreción, es que el espectáculo mediático de estos días no se repita.
Isabel Rodríguez - Portavoz del Gobierno. «Felipe VI está haciendo todo lo que tiene que hacer; quien no lo está haciendo es su padre. Podría haber sido mucho más cuidadoso»
Pablo Fernández - Portavoz de Podemos. «Nos parece bien que pidan explicaciones y que incluso el PSOE se haya escandalizado, peroque apoye una comisiónde investigación»
Alberto Núñez Feijóo - Presidente del PP. «Están intentando desprestigiar a laJefatura del Estado. Nosotros vamos a dar muchas capas de dignidad a las instituciones»
Jorge Buxadé - Portavoz de Vox. «Me parece muy razonable que un español venga a España y vea a sus hijos y sus nietos. Es que también existe la familia. De eso estamos hablando»
Para el Gobierno la situación es muy incómoda. Aunque evitó admitir de manera expresa que teme que la Corona en sí haya quedado dañada por el comportamiento exhibido por el antiguo monarca desde que aterrizó en el aeropuerto de Vigo en un jet privado supuestamente sufragado por el emir Mohamed bin Zayed -las regatas, la barbacoa y los baños de masas rodeado de cámaras y ese «Explicaciones, ¿de qué?» que espetó el domingo a una periodista-, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, fue contundente. «Él mismo dijo que iba a volver sabiendo que debía trabajar para facilitar la tarea de Felipe VI y por eso hablaba de privacidad -dijo en RNE, casi al tiempo que el antiguo rey aterrizaba en Madrid desde Galicia-. Seguramente, eso que escribió es lo que tendría que estar haciendo en estos momentos». «Podía haber sido mucho más cuidadoso», insistió.
Desde algo más de dos años, el Ministerio de la Presidencia ha trabajado con la Casa del Rey para intentar levantar un cortafuegos entre el actual jefe del Estado y su padre. Ahora, ha visto cómo en apenas cuatro días sus últimos esfuerzos -la aprobación, hace apenas un mes, de un decreto por el que la Corona se somete a una fiscalización similar a la de la Administración ante el Tribunal de Cuentas- han quedado superados por los acontecimientos.
Los propios socios de coalición del PSOE llevan días poniendo el foco en algo que, pese a haberse comprometido a abordar, Pedro Sánchez ha acabado orillando: el alcance de la inviolabilidad que la Constitución reconoce al jefe del Estado. El ministro de Consumo y líder de IU, Alberto Garzón, recordó que la Fiscalía del Supremo encontró indicios de delito fiscal, blanqueo y cohecho en el comportamiento de Juan Carlos I, pero concluyó que no eran perseguibles por haber prescrito o ser previas a su abdicación. «No se trata de que tengamos que depender de que sean o no buenas personas -dijo en TVE respondiendo a los elogios de los socialistas a Felipe VI-, se trata de que personas que ostentan cargos tan importantes no puedan hacer este tipo de actividades sin penalización».
Podemos fue incluso más allá y reprochó al PSOE que haga alarde su enfado con el rey Juan Carlos mientras vota una y otra vez en el Congreso en contra de una comisión de investigación sobre sus «tropelías». «Están siendo el principal impedimento para una reforma constitucional y para un avance progresista en sentido republicano», censuraron el coportavoz estatal del partido, Pablo Fernández, y la secretaria de Acción Institucional, María Teresa Pérez.
Desde la oposición, la crítica es la contraria. «Están intentando desprestigiar la jefatura del Estado», acusó el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Vox argumentó que el anterior jefe del Estado tiene todo el «derecho» a venir a ver a sus hijos y nietos y que quien debería dar explicaciones no es él, sino el Gobierno por sus políticas.
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