Ábalos no se da por aludido ante las apelaciones de Montero para que deje el acta

El exministro no se da, al menos de momento, por aludido. Fuentes de su entorno aseguran que en los últimos tiempos muchas veces ha pensado dejar la política porque considera que «cada vez es más insufrible» pero esgrimen que no hay nada en la querella del fiscal anticorrupción que le relacione con el cobro ilegal de comisiones por contratos de compra de mascarillas durante la pandemia, por el que su colaborador pasó el jueves a disposición judicial, y apuntan a una operación orquestada por el PP para tratar de erosionar a Pedro Sánchez. Afirman, además, que nadie en Ferraz le ha solicitado directa y personalmente que se aparte para, precisamente, poder abrir un cortafuegos en torno al presidente, a pesar de que este jueves habló en dos ocasiones con el actual número tres de la formación, Santos Cerdán, al que Ferraz blinda tras haber sido la vía de entrada de García en el partido.

Algo cambió, en todo caso, entre esas conversaciones y este viernes, cuando el juez de la Audiencia Nacional que instruye el caso, Ismael Moreno, levantó el secreto de sumario, en el que aparecen unas conversaciones relativamente comprometedoras para el hoy diputado y presidente de la comisión de Interior en el Congreso. Montero admitió aun así que, hasta donde se conoce, no existe «reproche penal» alguno en su contra y por ese motivo apuntó, en un encuentro del grupo Joly en Cádiz, que es él quien debe tomar «cualquier decisión». Pero repitió hasta en tres ocasiones su categórica advertencia: «Yo sé lo que yo haría». Y añadió: «Si ha habido sinvergüenzas que se han aprovechado de una determinada situación, que lo paguen, sea quien sea, sea vinculado a un Gobierno progresista o no, o al PP o a otro sitio».

En el PSOE existe una evidente preocupación ante el que puede ser el primer caso de corrupción del Gobierno de Pedro Sánchez; el hombre que llegó a la Moncloa en 2018 de la mano de los nacionalistas y los independentistas con una moción de censura que se justificó, precisamente, por la necesidad de ofrecer al país un Ejecutivo limpio, tras los escándalos que salpicaban al PP, singularmente, el 'caso Gürtel'.

La necesidad de marcar distancias es ahora palmaria. Montero no fue la única, de hecho, que este viernes lanzó un mensaje parecido a Ábalos. También lo hizo la ministra de Defensa en una entrevista en RNE. «Cada uno tiene que saber lo que tiene que hacer en cada momento», constató Margarita Robles.

Aunque aún no haya trascendido nada que directa y formalmente apunte a que Ábalos estaba al tanto de las actividades ilícitas que se atribuyen a García –al que se le ha detectado un incremento de patrimonio de 1,5 millones de euros entre 2020 y 2022 difícil de justificar en función de su cargo de consejero de Renfe Mercancías–, los socialistas saben que en los próximos días va a ir aflorando información indicativa de que, como mínimo, el exministro, toleró comportamientos poco edificantes del que fuera su chófer, escolta y, en definitiva, su sombra permanente durante varios años.

En el propio PSOE son muchos los que admiten que «a Koldo se le veía venir». «Nada era normal en él», dice una fuente que coincidió en Ferraz con ambos antes de que Ábalos fuera destituido por Sánchez de sus cargos institucionales y orgánicos, en julio de 2021, por una pérdida de confianza nunca aclarada. También en el Ministerio de Transporte llamaban la atención sus formas. Como avanzadilla, el jueves, el alcalde de León, José Antonio Díaz, ya relató en Onda Cero un episodio siniestro sucedido en junio de 2021, cuando fue amenazado por el exportero de discoteca y 'aizkolari' por haber denunciado en un acto público con Ábalos algunos incumplimientos de su departamento con la ciudad.