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Susana Escribano
Valladolid
Miércoles, 6 de noviembre 2024, 01:53
«Algún día se mirarán a la cara Gobierno y oposición y dirán 'hagamos algo juntos'». La frase es de Felipe González y puede entenderse, a tenor de cómo está la situación política nacional, a mitad de camino entre el anhelo y la ironía. ... El que fuera jefe del Ejecutivo entre 1982 y 1996, además de secretario general del PSOE desde los estertores de la dictadura franquista, defendió este martes en Valladolid que ante la «tragedia inenarrable» provocada por la DANA en Valencia, con coletazos en Castilla-La Mancha, Cataluña y Andalucía, los responsables públicos deben ponerse a la «tarea ingente» de la reconstrucción y, sobre todo, hacerlo con «planificación» y eficacia».
Precisamente ambas cualidades han brillado por su ausencia, al parecer del histórico político socialista, en los momentos y días posteriores a la devastadora riada que solo en Valencia ha arrasado 69 municipios y deja un balance provisional de 216 fallecidos en todo el país, junto a daños materiales multimillonarios. «Yo no hubiera dicho 'lo que necesiten, que me lo pidan'», zanjó Felipe González. Palabras que pronunció el presidente Pedro Sánchez el sábado, en medio del debate sobre hasta dónde llegaban las competencias autonómicas y dónde empezaban las estatales.
Felipe González defendió que estamos ante una «catástrofe local y nacional» por el impacto generado y puso como 'espejo' la actuación del Gobierno que él presidía en la inundación que en agosto de 1983 asoló Bilbao, donde en 48 horas se desplegaron casi 20.000 militares. «Di la orden de que el Ejército de Tierra fuera a Bilbao, desde Burgos, y diera respuesta... Al día siguiente la gente tenía los servicios mínimos cubiertos. ¿Eso era acorde con la Constitución? Sí... 24 horas después estaban instaladas las tiendas de campaña, las cocinas de campaña...», precisó recordando que telefoneó al lehendakari Carlos Garaicoetxea para ofrecerle coordinar la respuesta y que el dirigente vasco «prefirió no asumirlo».
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Así se expresó Felipe González en un acto organizado por El Norte de Castilla con la colaboración de Caja Rural de Zamora, en el marco del 170 aniversario del periódico y a lo largo de una extensa conversación con el director del diario, Ángel Ortiz.
Pero el drama actual no resiste una comparación con el de Bilbao en 1983. Ni por respuesta de los responsables públicos ni por intensidad y extensión de los daños. «En esta situación de catástrofe todavía están a tiempo de sentarse Pedro Sánchez, Núñez Feijóo y los presidentes de las comunidades autónomas afectadas. Todavía están a tiempo, porque queda mucha tarea por delante que hacer. Y el protagonismo en las decisiones, a mi juicio, es del Gobierno central», remarcó claramente González.
«Lo que merece la pena es tener la voluntad de encontrarse y tomar decisiones. ¿Se han tomado tarde? Sí», añadió el expresidente. Y «por parte de todos», manifestó sobre una gestión mejorable que apunta también de lleno al presidente de la Generalitat Valenciana, el popular Carlos Mazón. «¿Le convenía pasar una semana de reposo en silencio a Mazón? Sí. Porque no dice cosas que tengan sentido», dijo González. Algo que ocurre en un ambiente de políticos y responsables públicos «mentalmente tuiteros», que primero disparan y luego ven dónde da el proyectil. Y eso, dijo el político socialista, «no es lo que esperan los ciudadanos». Ni en un día normal, ni en las jornadas que se viven en Valencia o en localidades como la albaceteña de Letur.
La conversación entre Felipe González y Ángel Ortiz abordó también otros asuntos. Desde las elecciones estadounidenses al conflicto ya desbordado entre Israel y los palestinos de Gaza, la Venezuela de Maduro con la «Boliburguesía» y sus inversiones en España, la «judicialización» de la política , la potabilidad de los socios del Gobierno, la reforma «necesaria de la Constitución» o la vigencia de la Transición.
«Al aparato judicial lo tenemos desbordado», esgrimió González. Algo que achacó a que los políticos se han acostumbrado a llevar al juzgado todo lo que pierden en los hemiciclos. El expresidente evitó posicionarse con claridad sobre las investigaciones que afronta Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, pero sí fue crítico con la situación que atraviesa el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Un asunto que ve con «preocupación, no por él, sino por la repercusión en la carrera fiscal, en la institución que dirige», advirtió.
Hay socios a los que nunca se les debería dejar cruzar la puerta de casa y menos para gobernar una institución. Esa es la opinión que ha manifestado el expresidente Felipe González este martes. Y son los socios que sujetan en La Moncloa a un dirigente socialista, Pedro Sánchez. Se puede decir más alto, pero no más claro: «No pactaría con Bildu ni obligado por la Guardia Civil. ¿Pactaría con Vox? Tampoco», ha expresado quien fuera máximo responsable del PSOE y del Gobierno de la nación.
«Nos estamos cargando la convivencia, que en esta España nuestra siempre fue un bien escasísimo», ha subrayado Felipe González. Un tanto que el expresidente apuntó entre los 'logros' de políticos que subieron como «cohetes» y se desplomaron «como piedras» y que «al final han conseguido su objetivo» de socavar al «régimen del 78, que yo asumo con orgullo». ¿Se refería a Pablo Iglesias? «Entre otros», apostilló.
Ese es el caldo de cultivo que tiene como ingrediente principal una «polarización inducida desde arriba» en el que se cuece una legislatura, la actual que «lo que dure será supervivencia», porque está en manos de partido y dirigentes que no tienen interés alguno en que España funcione. «Una cosa es descentralizar y otra es centrifugar y algunos confunden la descentralización con la centrifugación del poder», resumió.
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