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M. S.
Madrid
Jueves, 25 de enero 2024, 10:53
Yolanda Díaz ha tratado de marcar terreno propio hoy frente al pulso que mantiene su partido, Sumar, y Podemos, pero también con respecto a sus socios del PSOE en un momento en que la vicepresidenta segunda se juega el test que supondrán para su fortaleza ... electoral las autonómicas en Galicia, su tierra por añadidura. Díaz ha sostenido con nitidez que dispensa el mismo trato a sus exaliados de coalición que al resto de las formaciones políticas en las negociaciones que tienen que ver con el Ministerio de Trabajo que dirige, una relativización del papel de los morados que se ha intensificado tras la marcha de estos al Grupo Mixto, parcelando aún más la trabajosa mayoría que sostiene al Ejecutivo, y sobre todo tras el 'no' de estos al decreto con la reforma del subsidio de desempleo promovida por Díaz. Pero en lo que la número tres del Gobierno se ha mostrado más ambigua es al ser preguntada, reiteradamente, en la entrevista que ha concedido a Telecinco por si ofreció o no la embajada de Chile a Irene Montero para alejarla de la política nacional. Díaz se ha negado a hablar de «especulaciones» y ha reclamado «respeto al cuerpo diplomático» español sin llegar a negarlo taxativamente como le requería la entrevistadora. La salida para la exministra de Igualdad fue desvelada el lunes por la secretaria general de Podemos en el lanzamiento de la candidatura a las elecciones europeas que encabezará Montero, presentándola como un agravio que a ella, según dijo, le hizo «llorar».
El segundo flanco por el Díaz ha querido fijar perfil ha sido sobre la gravitación de su política con respecto a la del PSOE. Y aquí ha reprobado el modo en que los socialistas manejan las negociaciones con Junts, unas formas que importan, ha subrayado, y que tienen «límites». La vicepresidenta ha constatado su disgusto por que la ciudadanía afectada por los decretos sociales que estuvieron a punto de encallar hace dos semanas por las exigencias de los independentistas -finalmente, el único en embarrancar fue el auspiciado por su departamento ante el rechazo de Podemos- no supiera a qué atenerse con el pleno del Congreso (celebrado por obras en el Senado) en marcha. «Emprender la negociación a una hora vista es mejorable», ha constatado.
Pero ha habido un dardo más, y éste ha ido dirigido a su compañero de Consejo de Ministros Fernando Grande Marlaska, a cuenta de la sentencia del Supremo que el lunes ratificó que la devolución desde Ceuta por el Ministerio de Interior de los menores marroquíes tras la crisis diplomática y migratoria de 2021 fue ilegal. Díaz ha recalcado que para Sumar «no son relativizables» y ha recordado sus propias declaraciones entonces, cuando dijo que los hechos apuntaban a que «no se cumplía la legaiidad vigente» y que lo aplicado «no respondía a los derechos del menor»; el argumento, este último, que ha utilizado Grande-Marlaska para reafirmarse en su decisión pese al revés del alto tribunal. En lo que Díaz se ha abstenido de opinar es sobre las declaraciones del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano Garcia-Page, que han agudizado el cisma con la dirección del PSOE.
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