El diálogo sobre Cataluña enciende el debate en el Congreso de vuelta a la normalidad

La formación que preside Pablo Casado acusó este martes al PSOE, a la «izquierda y la ultraizquierda», de llevar «décadas premiando la ruptura de las reglas democráticas» y, en ese contexto, ubicó la diputada Edurne Uriarte la mesa con la Generalitat pactada entre los socialistas y Esquerra. «Están negociando –sostuvo–un proceso constituyente, que diría el ministro de Justicia, con los partidos nacionalistas».

En el planteamiento encontró el respaldo de Vox, que, sin embargo, elevó la denuncia y habló de «traición de un presidente criminal que está dispuesto a fracturar España con tan de mantenerse en el poder». «El señor Pedro Sánchez –sentenció Ignacio Garriga– negocia la unidad de la nación postrándose ante los enemigos de España». Hubo para todos. A Ciudadanos, contrario también a la mesa de diálogo con el Ejecutivo catalán, le reprochó su acercamiento al Gobierno en las últimas semanas. Al PP, como al PSOE, haber negociado con los «separatistas» desde la Moncloa.

El lenguaje empleado revolvió las filas del PNV, que censuró que se tache al nacionalismo de «enemigo de España». «Ole la tolerancia. Esto de poner una etiqueta y descalificar al adversario negándolo y poniéndolo en una esquina es puro fascismo», replicó Aitor Esteban.

En la crítica a la derecha se encontraron también Junts per Catalunya y Esquerra, aunque dejaron claras sus diferencias cuando los primeros niegan a la mesa de diálogo cualquier posible efectividad. Para el portavoz de los republicanos, Gabriel Rufián, el debate promovido por el PP sonó a la «canción del verano»: «mala, repetitiva y que siempre vuelve». «El peligro para la democracia -añadió antes de bajar de la tribuna- son ustedes».

Mientras, el diputado del PSOE José Zaragoza responsabilizó al Gobierno de Mariano Rajoy del «fracaso» en Cataluña y confrontó con Vox y con el PP: «Quieren privatizar la Constitución (...). Son unos nuevos Torquemada».