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La descomposición de Ciudadanos deja cerca de dos millones de votos –los que obtuvo en las elecciones municipales de 2019– en busca de mejor acomodo con vistas a los inminentes comicios del 28-M. Y esas papeletas pueden ser determinantes para decantar la victoria entre ... los dos grandes partidos españoles, ya que basculan entre la fidelidad a las siglas naranjas, la abstención, virar al PSOE o hacerlo al PP. Esos 1,987 millones de sufragios que logró hace cuatro años convirtieron a Ciudadanos en la tercera fuerza más votada y se tradujeron en 2.789 concejalías de las 67.121 totales.
Por autonomías, sus mejores resultados los obtuvo en la Comunidad de Madrid, con casi el 17% de los sufragios, aunque en Aragón, Asturias, Castilla y León o la Comunidad Valenciana también rebasó el 10%. Pero es el comportamiento de los electores madrileños el que da pistas sobre el lugar al que ahora pueden dirigir sus pasos. La encuesta que publicó el CIS tras los comicios municipales de 2019 indica que el 16,7% de los votantes que dudaron entre dos partidos lo hicieron entre el PP y Ciudadanos. Y también mostraba que solo el 3,4% de los votantes naranjas afirman votar siempre por la misma opción, mientras que cerca del 60% indicaba que orienta su papeleta según lo que más le convenza en cada momento y que, incluso también, puede decidir no acudir al colegio electoral. Lo más probable, por tanto, es que los votantes de Cs en Madrid se dirijan bien al PP, bien a la abstención.
La ecuación es diferente, por ejemplo, en Cataluña. En Barcelona y en 2019, si la mayoría de quienes dudaron entre dos partidos lo hicieron entre ERC y el PDeCAT o entre En Comú Podem y ERC (12,8% en ambos casos), después se situaron quienes optaron entre el PSOE y Ciudadanos, más que quienes se debatieron entre el PP y Cs. Ello sugiere que aquí el trasvase puede producirse de los naranjas a los socialistas catalanes.
Lo que sucederá en términos generales en toda España parece que será más similar a la situación de Madrid que a la de Cataluña. Juan Rodríguez Teruel, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Valencia, explica que los votantes de Ciudadanos venían, en el conjunto de España, más del PP que desde el PSOE: por cada voto socialista a los de Albert Rivera les llegaban tres o cuatro de la derecha. A mediados de 2018, las transferencias del PP a Cs alcanzaron su cota más elevada: hasta el 21,5% de los votantes populares se pasaban a Cs –luego la mayor parte de ese voto volátil recalaría en Vox–.
En las últimas citas electorales ya se está percibiendo que el voto que se fue en su día a Cs está regresando a su lugar de origen. Pero con excepciones y curiosidades. Por un lado, Rodríguez Teruel ha observado que entre los que están volviendo al PP hay quien no reconoce que en el pasado votó a Ciudadanos (porque ahora es un 'voto de vergüenza', porque no lo recuerdan o porque confiesan a quién votarían ahora y no a quién votaron). Este politólogo también prevé que van a retornar menos electores al PSOE de los que se le fueron a Ciudadanos: habrá algunos que serán fieles a los liberales y muchos que podrían optar por la abstención. De hecho, Rodríguez Teruel, que ha estudiado junto con Astrid Barrio los movimientos del electorado de Cs, calcula que entre un 5% y un 15% del electorado naranja puede acabar alimentando la abstención, sobre todo el que le llegó del PSOE o los nuevos votantes que, de no existir Ciudadanos, habrían elegido la papeleta socialista por su perfil sociológico. Este tipo de votantes no serán muy proclives a votar al PP y quizás tampoco se sentirían cómodos apoyando al PSOE de Pedro Sánchez.
Pero, de nuevo, el escenario catalán es sensiblemente diferente. Allí el voto de Cs procedía casi al 50% de la izquierda y de la derecha, quizás con un peso algo más relevante del que provenía del PSC. Y tiene su explicación: Cs nació en Cataluña como respuesta al nacionalismo y en el momento de su génesis su equipo fundador venía en gran medida de filas socialdemócratas o social-liberales.
A partir de los barómetros del CIS se observa que el 45,9% de quienes votaron a Ciudadanos en las elecciones generales de 2019 lo harían ahora por el PP; apenas un 2,6% escogería la papeleta socialista; y un 13% mantendría su respaldo a los naranjas. También es muy relevante que quienes optarían por el voto en blanco o por la abstención suman un 10% y que un 14,5% aún no habría decidido qué hacer.
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