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La defensa de María Dolores de Cospedal, ex secretaria general del PP entre 2008 y 2018, ha presentado un recurso de apelación ante la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional contra la petición de la Fiscalía de reabrir su investigación en la 'operación ... Kitchen'. Una oposición que también extiende a su marido, el empresario Ignacio López del Hierro.
En un extenso escrito de 47 páginas, el abogado Jesús Santos -habitual representante legal del partido y exfiscal del tribunal central- ha rebatido la existencia de una «trama política» en el espionaje al extesorero popular Luis Bárcenas, como sostiene Anticorrupción, y ha cargado contra la credibilidad del comisario jubilado José Manuel Villarejo, cuyo valor probatorio de sus declaraciones judiciales es «cero».
La defensa de Cospedal también ha respaldado la tesis del juez instructor, Manuel García Castellón, de separar temporalmente el 'caso Gürtel' (estalló en el año 2009) del dispositivo parapolicial 'Kitchen' (se desarrolla entre 2013 y 2016), rebatiendo así cualquier vinculación fáctica. Del mismo modo, ha puesto en duda las nuevas diligencias que ha reclamado Anticorrupción para no cerrar en falso la causa para Cospedal y su marido, como la línea de investigación referida a las supuestas conversaciones telefónicas entre Villarejo y Mariano Rajoy para informar al expresidente del PP del desarrollo del operativo.
En el recurso de apelación llama la atención el cerrado respaldo que se hace del auto de sobreseimiento provisional, dictado en julio pasado por el juez García Castellón poco después de tomar declaración como investigados al matrimonio. También sorprende, en cierto modo, la consideración que se da a los encuentros de Cospedal con Villarejo tras estallar el 'caso Gürtel' que afectaba al PP. El abogado minusvalora si fueron «tres o cuatro» reuniones, como declaró su cliente, u «ocho o nueve», como señaló luego su jefe de gabinete en el juzgado.
Lo importante, añade, es que las citas para hablar de la investigación a altos cargos del partido salpicados por 'Gürtel' o del supuesto espionaje del Ministerio del Interior, bajo la etapa del socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, a la sede del PP tenían «un carácter social». Es decir, eran reuniones sin una consideración política o judicial, pese a que se trataba de la número dos del principal partido de la oposición por aquel entonces y de un comisario en activo con el bagaje de Villarejo.
Este «carácter social» de los encuentros, pese a que Villarejo accedía al edificio de Génova 13 por el garaje para no ser identificado, se explica, según la defensa, en que hablaban de actualidad periodística, de noticias, y que el comisario nunca trasladó nada a Cospedal que ella ya no supiera «por la prensa u otras fuentes». A cambio, prosigue el escrito, el comisario podía presumir de sus buenos contactos políticos ante terceras personas.
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