de davalillo a las gaunas

Un viaje hacia el corazón de las urnas que se inicia este mismo lunes. Ese día esta convocada la plana mayor del PP en la sede nacional de Génova, hasta donde acudirá una representación riojana todavía maltrecha por el endiablado proceso de designación de principales candidatos a las elecciones regionales y locales. A ese dolor de muelas se añade otra jaqueca, que promete agotar las existencias de optalidones: desanudar ahora el follón de las candidaturas al Congreso y al Senado, sabiendo como se sabe en la sala de máquinas la ausencia de voluntarios entre quienes ocupan hoy esos escaños para darse de baja en Madrid y regresar al calor del hogar riojano.

Un lío que puede ser, por comparación, un juego de niños con las aventuras que aguardan en Ciudadanos y Podemos. Donde las divergencias internas han alcanzado un calado de tal intensidad que deben dilucidarse ahora en los juzgados. A unos y otros, sin embargo, puede que el anuncio de que habrá que ir a votar en abril antes de hacerlo en mayo les sirva de alguna ayuda: disponen desde ayer de un nuevo acomodo donde asentar las ambiciones de quienes se vean desplazados en las disputas por liderar las candidaturas autonómicas. Cosa distinta es que luego salgan elegidos. Que su apuesta por acomodarse en Madrid sea finalmente fallida y la ruleta de la fortuna les sea tan esquiva que el destino les reserve una cruel pirueta: es decir, que se queden sin sitio en casa y sin sitio en la capital del Reino.

Pero es que la vida es azar. También la política. Aunque haya quien asegure que puede darse en los resultados al Congreso una curiosa carambola (que haya cuatro diputados riojanos en nombre de cuatro formaciones distintas, lo nunca visto), lo único constatable desde que Moncloa fijó ayer la fecha de las elecciones es que ese día hay fiesta en Davalillo (nada menos) y que juega el Logroñés con el Mirandés. En Las Gaunas. Abril, el mes más cruel. Mes de romería.