El consejero de Interior, contra las cuerdas por la crisis en los Mossos

El Ejecutivo catalán ha anunciado que Elena comparecerá en breve en comisión en el Parlament para dar cuenta del cese del jefe de los Mossos, Josep Maria Estela, y su sustitución por su número 2, Eduard Sallent. La portavoz del Govern, Patricia Plaja, ha asegurado que la destitución de Estela viene motivada por una pérdida de confianza del consejero en el mando policial y por discrepancias entre ambos. Se habla de discrepancias sobre cómo intervenir en operativos como los desalojos de viviendas en causas de desahucio o en las protestas, donde en algunos casos desde el independentismo se acusa al cuerpo de reprimir al movimiento secesionista. Pero en el fondo subyace el interés de ERC en controlar la policía.

Desde la Consejería de Interior argumentan que el cese responde a que Estela se había resistido a aplicar el plan de feminización del cuerpo. Plaja ha asegurado que el presidente de la Generalitat mantiene la confianza en su consejero de Interior, pero no tiene previsto comparecer. «La situación no es la deseable», ha afirmado sobre la crisis de los Mossos y la inestabilidad que generan. «Hay margen de mejora», ha dicho.

El Govern pide que se diferencie entre injerencia política y liderazgo político. Lo ha dicho después de las críticas y las acusaciones de la oposición, los sindicatos y del anterior consejero de Interior, Miquel Sàmper. El exconsejero, de Junts, ha ido muy lejos y ha denunciado que hay mandos de los Mossos que obstruyen investigaciones judiciales.

Ha acusado a Sallent de presionar a agentes para frenar investigaciones criminales. En concreto, al intendente Toni Rodríguez, que fue relevado de su cargo cuando ERC asumió la Consejería de Interior. Hace un año, aprovechando el cese del mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, el Departamento de Interior de la Generalitat llevó a cabo una renovación profunda de la cúpula de la Policía autonómica, que levantó sospechas entre los sindicatos policiales y los grupos de la oposición, que hablaron de «purga política» para hacerse con el «control» del cuerpo por parte del Ejecutivo catalán.

Especialmente en la unidad de la lucha anticorrupción, que investigó a dirigentes nacionalistas muy relevantes como la presidenta de la Cámara catalana, Laura Borràs, o el exconsejero de Interior, Miquel Buch. El cambio más controvertido y el que disparó las especulaciones de intento de politización del cuerpo fue el de Toni Rodríguez. Rodríguez lideró investigaciones de corrupción que acabaron con la imputación de Buch y Borràs. Hay una versión que apunta que Sallent era la puerta de acceso de ERC a algunas pesquisas policiales.

Los sindicatos policiales, por su parte, acusan al Govern de intentar politizar el cuerpo. El consejero quiere un cuerpo politizado, señalan. La crisis en los Mossos viene de lejos. En los últimos cinco años, Interior ha cesado a siete jefes de la Policía catalana. El momento de máxima presión fue en 2017. El entonces mayor Trapero fue acusado de connivencia con el Govern en el 1-O y de ignorar las órdenes judiciales. Fue absuelto en el juicio de la Audiencia Nacional. Más tarde llegaron las protestas por la sentencia del 'procés' y más recientemente las negociaciones con la CUP para investir a Pere Aragonès, en que desde los partidos del gobierno se cuestionó el funcionamiento de la policía.