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La Audiencia Nacional ha condenado a seis años de cárcel por delitos de autoadoctrinamiento y enaltecimiento del terrorismo a un hombre que tenía almacenados más de 2.100 vídeos y audios de contenido yihadista, entre ellos asesinatos violentos, ejecuciones y discursos de líderes del Daesh, ... que él mismo consumía para radicalizarse y que también difundía a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería con el fin de incitar a otros a unirse a los postulados de la organización terrorista.
En una sentencia de 99 páginas, la Sección Cuarta de la Sala Penal, presidida por Teresa Palacios, castiga a Abdelkrim Moukhlis, detenido en Beniaján (Murcia) en enero de 2022, por hechos que se remontan al menos desde 2013. Entonces, decidió «de forma consciente y voluntaria» sumergirse en un intenso proceso de radicalización religiosa mediante el consumo masivo de una gran variedad de contenidos divulgados por las estructuras propagandísticas del Daesh, que resultan eficaces para la captación e incorporación de nuevos miembros dispuestos a pasar a la acción en las diferentes modalidades de actividad terrorista.
Desde ese planteamiento, y habiendo asumido el referido ideario, indica la Sala, el acusado realizó una intensa tarea de publicación y difusión de dichos contenidos, especialmente a través de las redes sociales Facebook y Telegram, además de utilizar vídeos e imágenes de la misma naturaleza en su perfil de Whatsapp para enviarlos a otras personas de su entorno.
La Sala considera que el acusado, a través de sus perfiles en las redes sociales, se instruía y alentaba a otros a incorporarse a las ideas radicales y violentas del yihadismo, representado por la organización terrorista «con fines de perduración de su existencia y favorecimiento de sus deleznables objetivos».
Tenía archivados más de 2.100 vídeos y audios con imágenes de muertes, ejecuciones y asesinatos mediante métodos violentos, así como material bélico y discursos de destacados líderes de Daesh, un material que, dice el fallo, proporcionaba a otras personas, bien por iniciativa propia o a petición de aquellas.
Para los magistrados se ha acreditado el ejercicio de actos de promoción pública, exaltación y justificación de la organización terrorista y sus miembros que, «con sus macabros actos de guerra y aniquilación del enemigo, ocasionan un grave quebranto en el régimen de libertades y un enorme daño en la paz de la comunidad, atentando contra el sistema democrático establecido».
Abdelkrim Moukhlis, que según la Fiscalía se definía como «soldado del califato» y al que señaló como una «incubadora» de yihadistas a los que formaba con «técnicas de radicalización», descartó sin embargo en el juicio todas las acusaciones. «Nosotros no somos igual que ellos, ni formamos parte de ellos, ni tenemos los huevos para ser como ellos», remarcó el ahora condenado.
Justificó que cuando dijo esa expresión estaba charlando y haciendo burlas con un amigo. «En la llamada, si la sacan completa, digo totalmente lo contrario, que no soy nada de esto. No estamos de acuerdo con esa gente», insistió entonces. La Fiscalía pidió hasta nueve años de prisión, pero finalmente ha sido castigado a seis años.
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