Octavio Igea
Sevilla
Sábado, 2 de abril 2022, 19:20
Liberado del corsé de la presidencia, y una vez superado el incierto reencuentro del viernes con todos los barones y los líderes regionales que le abrieron la puerta de salida, Pablo Casado empezó ayer una nueva etapa vital. Bastaría para argumentarlo el abrazo, corto pero ... abrazo al fin y al cabo, que se dio con Isabel Díaz Ayuso en el salón de actos del Fibes de Sevilla. O su llamativa presencia sobre el escenario con la nueva dirección que llega para sustituirle tras la proclamación de Feijóo. Dejó el estrado discretamente mientras su sustituto se daba un baño de masas para salir a la carrera por los pasillos casi vacíos del palacio de congresos. Pero aún le quedaba una pregunta por responder antes de decir adiós.
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–Pablo, ¿qué vas a hacer a partir de ahora?
–Vivir.
El epílogo del casadismo fue solo una parte de lo ocurrido en la clausura de un congreso popular con aroma de vuelta a las esencias del pasado más que a refundación. Rajoy volvió a ejercer de maestro de ceremonias aquí y allá, y con Feijóo reconociendo que la mudanza a Madrid le va a suponer un mal trago hacía falta muy poco para dispararle la morriña antes siquiera del cambio de ciudad. Lo consiguieron los afiliados del PP gallego entonando 'A Rianxeira' en las escaleras de acceso al auditorio. Dentro se explicaba Cuca Gamarra, pero el espectáculo coral estaba fuera.
El nuevo presidente aguantó el tipo a duras penas. Lo mismo le pasó durante el largo discurso con el que tomó posesión. Otra vez 'A Rianxeira' antes de enumerar a viejos compañeros de batalla cuando dirigía Correos. Entre ellos citó a Regino Martín, sindicalista de CC OO. ¿Qué le diferencia de otros? «Es el único amigo comunista que tengo», defendió Feijóo.
XX congreso del PP
María Eugenia Alonso
Fue una mañana de confesiones y relajación. Fue más que evidente que en la planta noble del PP, y en las de más abajo, el alivio era máximo tras haber cerrado en un tiempo récord una crisis interna que «amenazaba con llevarse el partido por delante».
Pero no todo fueron risas en Sevilla. Hubo llanto, el de Lisa Yasko, una joven diputada ucraniana que estremeció al auditorio. «Vengo de Kiev para daros un mensaje muy importante. Hoy puede que lo tengáis todo aquí, pero mañana puede que todo suene diferente», dijo antes de sacar el móvil y lanzar sobre los asistentes un audio de bombardeos.
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Y hubo solemnidad con el homenaje a las víctimas del terrorismo con el que se abrió la jornada. Un acto que se personalizó en la figura de Manuel Giménez Abad, que presidía el partido en Aragón cuando fue asesinado en 2001. Su hijo Borja aún recuerda «el sonido de los tres tiros». Este sábado tomó la palabra para cargar contra el PSOE y Bildu por «blanquear» a ETA y para pedir al PP que «esté a la altura» del recuerdo de los muertos y combata «el ultranacionalismo con la razón».
Feijóo tomó el guante y ya ejerce de líder. Lo primero que hizo nada más ser nombrado fue visitar la sala de prensa donde más de 400 profesionales siguieron el congreso. Y por una vez preguntó el político y no al revés.
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–¿Me vais a dar cien días antes de criticarme?
Alguien dentro del gran corrillo que le rodeaba dijo que no. Y Feijóo tiró de flema gallega. «Bueno, al menos sois sinceros».
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