La exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha confirmado este lunes que el próximo mes de octubre abandonará el Ayuntamiento de Barcelona. Cesará como concejal en el consistorio y también como coordinadora de Catalunya en Comú, el cargo como máxima ejecutiva del partido que comparte ... de forma colegiada con Jéssica Albiach, la jefa de filas en el Parlament, y Candela López, diputada en el Congreso.
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Colau no deja la política. Se aparta de la actividad institucional, pero seguirá vinculada a una fundación de los comunes, donde se propone «repensar» el papel de la izquierda, tejer alianzas internacionales y desde donde podría preparar sin las apreturas del día a día un nuevo intento de ser alcaldesa en las elecciones de 2027. «Como Barcelona en Comú nos planteamos recuperar la alcaldía. Quedamos a 300 votos del PSC y haremos todo lo posible para conseguirlo, incluida yo en primera persona. Qué papel tendrá cada uno en este proceso, ya lo veremos cuando llegue el momento», ha asegurado en el diario Crític. Colau fue alcaldesa de Barcelona entre 2015 y 2023. Dos legislaturas completas, en las que no pudo solucionar el problema por el que se metió en política: la vivienda. Fue activista en defensa de los derechos de la ciudadanía por una vivienda digna, pero bajo su mandato el problema, agravado por la presión del turismo en los precios, lejos de remitir se agudizó. Hoy, acceder a una vivienda en Barcelona, en alquiler o en compra, es mucho más inaccesible para los barceloneses que hace casi 10 años, cuando Colau llegó a la alcaldía.
La izquierda alternativa celebró su llegada al poder como un triunfo contra el establishment barcelonés. «Os la hemos 'colau'», gritaban sus correligionarios en la fiesta que los comunes celebraron en la noche electoral. Ironías del destino, en su segundo mandato, fue investida con los votos del PSC y del partido que impulsó el exprimer ministro francés, Manuel Valls, que contaba con las simpatías de ese mismo establishment barcelonés contra el que se levantó la alcaldesa. «No me arrepiento ni un solo día de mi recorrido. Estamos muy orgullosas porque hemos reinventado el modelo de ciudad. Hemos cambiado la ciudad y hemos impulsado un modelo que perdurará», ha señalado.
La salida de Colau del Ayuntamiento no implicará en principio la entrada de los comunes en el equipo de gobierno del socialista Jaume Collboni. Los comunes quieren seguir en la oposición. Colau y Collboni hicieron tándem en el consistorio como socios, pero acabaron enfrentados desde el punto de vista personal y político. «Se ha alejado de las ideas progresistas que compartíamos», ha asegurado. ERC también tiene pendiente su decisión sobre si entra o no al gobierno socialista de Barcelona. El movimiento de fichas con el abandono de la antigua presidenta de la PAH puede precipitar la decisión de los republicanos, que dependen también de cómo acabe el proceso de elección de los nuevos líderes del partido en el congreso del 30 de noviembre. El actual alcalde de Barcelona fue investido con los votos de los comunes y del PP. El alcalde del PSC gobierno en solitario y en minoría.
El adiós de la alcaldesa se formalizará el próximo 14 de septiembre, en una fiesta en la que Barcelona en Comú, la semilla de lo que luego fue Catalunya en Comú, que celebrará una asamblea el 16 y 17 de noviembre, donde abordará una renovación de su proyecto político y de los cargos de dirección. Colau y los comunes irrumpieron durante el intento de 'asalto a los cielos' de Pablo Iglesias en Podemos. Iglesias y Colau tuvieron muy buena sintonía en los inicios. Con el tiempo se distanciaron. La alcaldesa apostó por Yolanda Díaz y rompió con Podemos. Tanto los comunes como Sumar van a la baja electoralmente. Corren el riesgo de ser fagocitados por el PSOE y el PSC, respectivamente. Esa es la reflexión que Colau quiere pilotar en su «repensar» la izquierda. «Hay una crisis en las izquierdas, no debemos tener miedo a decirlo, no sólo porque avance la extrema derecha y los discursos de odio, sino que este avance también es porque las izquierdas no hemos hecho lo suficiente o no lo hemos hecho bastante bien», ha asegurado en TV3. También se propone tejer alianzas internacionales entre formaciones progresistas. «No he querido mantenerme en cargos públicos por inercia, y todo el mundo sabe que desde mi espacio se me propuso ser ministra o diputada. Pero después de ocho años en la alcaldía es bueno tomar distancia para coger ideas y escuchar a otra gente», ha señalado en Crític.
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Se especuló con que podría ir a Italia a dar clases en la universidad, como ya hizo Pasqual Maragall. Lo ha descartado. Impartirá de entrada conferencias en México y EEUU, desde donde tratará de empezar a armar un frente progresista internacional, «una internacional municipalista para reformular la izquierda en un momento de crisis y del que la derecha y la extrema derecha se están aprovechando«. »No puede ser que ellos se coordinen y dominen las fake news y ataquen la democracia y nosotros estemos con una mano detrás de la otra; tenemos que frenar estos ataques«, ha aseverado en TV3.
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