Los CDR llevan las protestas al Parlament

Forzaron las verjas y los Mossos no pusieron oposición para que irrumpieran en el parque. El cordón policial se situó solo frente a la entrada de la Cámara catalana. Al cierre de esta edición, la tensión iba en aumento frente al Parlament. Un grupo de manifestantes lanzaba piedras contra los antidisturbios, y estos avisaban con empezar las cargas.

Los Mossos estaban en alerta máxima ante el riesgo de que se repitieran los disturbios de hace un año en las calles de Barcelona. Regresaron el humo, el corte de calles y el movimiento de contenedores, aunque no con la intensidad de octubre de 2019. Y eso que los CDR habían llamado a retomar una «estrategia de confrontación». Tiraron petardos y trataron de asediar también la sede de la delegación del Gobierno en Cataluña, pero el amplio dispositivo policial lo impidió.

No se conformaron y lanzaron cabezas de cerdo a los policías autonómicos. Eran parte de los muñecos con cabeza de cerdo y toga que habían desplegado antes en la protesta. Unos 800 manifestantes preocupaban también al cierre de esta edición, pues pretendían volver a Urquinaona, epicentro de las algaradas violentas de hace un año. En Girona, unos mil CDR se concentraron frente a la subdelegación del Gobierno, donde se quemaron banderas españolas. Las protestas podrían regresar este jueves, con motivo del tercer aniversario del 1-O.

La falta de acuerdo entre las distintas fuerzas y entidades independentistas volvió este lunes a dejar la respuesta a la inhabilitación de Quim Torra en manos de la ciudadanía, como ya ocurrió hace un año. Pero a diferencia de las protestas por la sentencia del Supremo contra los líderes del 'procés', las movilizaciones de este lunes no fueron ni mucho menos multitudinarias. Ni existe la indignación que causaron en el secesionismo las penas de cárcel contra sus dirigentes, ni el contexto sanitario invita a salir a manifestarse, ni Torra tiene la popularidad de otros dirigentes nacionalistas.

Una de las imágenes del día se produjo al poco de conocerse la resolución del Supremo. Las entidades soberanistas llamaron a una primera convocatoria en la plaza de Sant Jaume para dar apoyo a Quim Torra. «La libertad de expresión no es delito, president, no estás solo». Pero muy acompañado tampoco estuvo en la respuesta callejera. La cita importante era por la tarde, tras comparecer Torra. El expresidente no salió al balcón como le pedían, aunque sí bajó a la plaza donde primero desplegó la pancarta por la que ha sido inhabilitado y poco después se dio un baño de masas recorriendo la céntrica Sant Jaume y saludando a los cientos de congregados. Unos 1.700 según la Guardia Urbana. Por momentos, olvidaron incluso que el lema del Govern en la lucha contra la pandemia es «distancia, manos y mascarilla». El propio Torra en su despedida había enviado un mensaje de prudencia por el coronavirus, pero luego no evitó que cientos de personas se movieran por la plaza como si no hubiera una crisis sanitaria.

Cuando Torra abandonó la plaza, el público se marchó con él y apenas quedó gente a escuchar a los presidentes de la ANC y Ómnium en sus discursos para cerrar las manifestaciones. La convocatoria en Barcelona se celebró frente a la sede del Gobierno catalán, aunque el llamamiento de la ANC y Ómnium se hizo en todas las localidades catalanas.