Tres formaciones parten con opciones de ganar las elecciones catalanas del 12-M: PSC, ERC y Junts. En función del resultado, Cataluña elegirá pasar página al 'procés' o seguir girando una rueda que lleva ya más de 12 años marcando la política catalana ... y española.
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Si gana Puigdemont, Cataluña vuelve a 2016-17. Salvador Illa aboga por enterrar la «década perdida» y Pere Aragonès se sitúa en un estadio intermedio. En cualquier caso, tendrán que pactar entre ellos. Ninguno va a decir con quién lo hará, pero sí aportan algunas pistas. Los socialistas no descartan ninguna fórmula; Esquerra, tampoco, y Junts asegura que con sus votos no hará presidente al líder del PSC.
La gran incógnita de la cita electoral es saber si la ciudadanía catalana sigue comprando el relato rupturista de Puigdemont o si ya quiere otra cosa. El expresidente promete volver si tiene la investidura garantizada. De momento, da a entender que descarta regresar en medio de la campaña y sin la ley de amnistía aprobada, lo que sería aún más disruptivo. El gancho es retornar para restitutir lo que en Junts llaman Govern «legítimo» destituido por el 155 en octubre de 2017.
Ahí se acaba su relato épico. Porque una vez que sea investido, promete seguir negociando con el Gobierno central el reconocimiento nacional de Cataluña y un referéndum. Qué hará si Sánchez se cierra en banda a la autodeterminación es a día de hoy un misterio. Amaga con la vía unilateral, pero solo el 9% de los catalanes, según el CEO, avalan esta senda.
La presencia de Puigdemont incomoda a Esquerra. La hoja de ruta de Pere Aragonès es similar a la de Junts, en lo que tiene que ver con la soberanía: negociar con Sánchez un pacto fiscal y las bases de un referéndum. Pero la retórica es menos radical. El presidente de la Generalitat, no obstante, evitó ayer el cuerpo a cuerpo contra el postconvergente y centró sus mensajes de precampaña en atacar a Illa y en reivindicar un cupo catalán. «Defiende los intereses de los barones del PSOE, de la Moncloa y de Ayuso», dijo del líder del PSC.
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El Govern volvió a rechazar la oferta de Puigdemont de configurar una «lista de país», como la que pactaron en 2015 ERC y CDC bajo el paraguas de Junts pel Sí. Solo así tienen garantizado ser la fuerza ganadora. El expresident, que ayer se reunió con los cabezas de cartel provinciales para diseñar la estrategia, tiene dos semanas para configurar lo que califica como «una lista de país transversal», que aglutine «el máximo de sensibilidades políticas y sociales». Junts, su partido, ya nació con esa idea, aunque ha vuelto a las esencias de centroderecha de Convergència. Trata de arrinconar a ERC y neutralizar la irrupción de nuevas opciones como la de Ponsatí o la ultra Orriols.
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