Casado denunciará a Sánchez por prevaricación si no frena a Torra

En su intervención en el debate de investidura del candidato socialista, el líder de la oposición lamentó que éste no dedicase ni una línea de las 157 páginas de su discurso a la resolución del organismo electoral, que el viernes acordó la destituición exprés del mandatario autonómico tras ser condenado a un año y medio de inhabilitación por desobediencia. Sin embargo, la sentencia no es firme y Torra ya ha anunciado que recurrirá al Tribunal Supremo. «¿Va a tener un presidente autonómico en rebeldía y desacato?», alertó Casado, que recordó al presidente que está obligado a cumplir y hacer cumplir la Constitución ante la «insumisión» del dirigente soberanista.

El líder del PP recuperó en la tribuna del Congreso su discurso más duro y bronco contra Sánchez, el mismo que destiló durante la campaña electoral de abril, para desacreditar su acuerdo de Gobierno con Pablo Iglesias. Le tildó de sociópata, mentiroso, irresponsable o arrogante y le amenazó con movilizaciones «en las calles y en las plazas». «Muchas gracias por su moderación. Toca afeitarse la barba de nuevo», respondió con sorna el socialista.

Casado inició su discurso criticando a los «socios» del PSOE y al «gobierno Frankstein» que quieren crear y preguntando a Sánchez si «duerme bien», en alusión a lo que él mismo dijo en verano, cuando aseguró que le quitaba el sueño la posible presencia de miembros de Podemos en su Consejo de Ministros. «No va a suceder lo que sueña, sino lo que teme. Y este gobierno -vaticinó el dirgente popular- será su epitafio».

Tras acusarle de mentir «impúdicamente» y recordar todas las andanadas de Sánchez contra la formación de Pablo Iglesias y contra Esquerra Republicana de Catalunya, el presidente del PP le acusó de ser «una mentira andante» y de ir en contra de la propia tradición del PSOE histórico, «el del consenso y la Transición». Casado intentó también poner a Sánchez ante su espejo, recurriendo a afirmaciones que hizo el socialista en campaña, en las que aseguraba que no pactaría con los populistas de Podemos ni con los independentistas. Un apoyo que, en su opinión, «no le va a salir gratis».

Para el líder de los populares, el futuro Ejecutivo de coalición será «el más radical de nuestra historia democrática, con comunistas, asesores de bananeros y blanqueadores de batasunos». «Deje las trompetas del Apocalipsis a la ultraderecha» le pidió Sánchez, que emplazó a Casado a no dejarse arrastrar por Vox, tendiéndole la mano para forjar esta legislatura «esos grandes consensos y acuerdos» que demanda España.

Por si cabía alguna duda, el presidente del PP dijo que en ningún caso estaba dispuesto a abstenerse en la investidura del candidato socialista al que situó fuera de la Constitución y acusó de «resucitar» la sentencia del 'procés' y de quebrar la unidad de los españoles al anunciar una mesa bilateral entre el Gobierno y el Ejecutivo catalán. Casado, que negó que exista un conflicto territorial o político sino otro de índole moral, afeó al presidente en funciones que hablase de «dejar atrás la deriva judicial». Y le volvió a advertir del riesgo de negociar con quienes «pretenden destruir» España. «Podrá arañar la nación -aseveró el líder de los populares-, pero no conseguirá acabar con ella».

Frente a esta «operación de derribo constitucional» iniciada por Sánchez, Casado situó al PP como «dique de contención» e insistió en que su formación utilizará todos los recursos que tiene a su alcance para «combatir la pretensión de acabar con España». «No puede seguir jugando a la ruleta rusa con nuestro país -advirtió- y pretender que nosotros le pongamos la bala».