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Pablo Casado escenificó este jueves en el Congreso su rechazo a la mesa de diálogo con la Generalitat y urgió la comparecencia parlamentaria de Pedro Sánchez «para rendir cuentas de lo que está negociando». El líder del PP, que acusa al Gobierno de «ocultar adónde ... quiere ir», aventuró, sin embargo, que la oferta del presidente al secesionismo es la «apertura de un período constituyente por la puerta de atrás».
En realidad, los proyectos de reforma de la Constitución, regulados en los artículos 167 y 168, exigen amplias mayorías que necesitan del consenso de PSOE y PP. Pero hace un tiempo que los populares atribuyen a los socialistas, en sintonía con José María Aznar, un supuesto intento de transformación del sistema sin tocar la norma fundamental.
A juicio de Casado, Sánchez ya ha roto el «consenso constitucional» y la mesa con Torra es de «claudicación». En este contexto, reclamó al presidente levantarse de ese foro. «Estamos ante un fraude político, un embuste legal y un desfalco de soberanía», censuró tras reprochar al Ejecutivo haber actuado en sentido contrario a lo que prometió en campaña. «Nunca unos Presupuestos -añadió- costaron tanto a una democracia, nunca llegó a tanto la debilidad de un Gobierno arrodillado ante el chantaje y la arbitrariedad».
También insistió en que el PP «utilizará todos los recursos» para que «prevalezca el interés general». Pero no concretó. De momento, en su equipo ven con buenos ojos apoyar movilizaciones como la que pretende convocar en marzo la plataforma Unión 78, presentada por Rosa Díez.
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