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Cristian Reino
Barcelona
Miércoles, 15 de septiembre 2021, 21:49
Aunque estos días ha habido un último intento entre las partes para llegar a un acuerdo, el presidente del Gobierno se mostró este miércoles taxativo y afirmó que el proyecto de ampliación del aeropuerto de El Prat, en Barcelona, queda «aparcado» ante la falta de ... consenso entre las fuerzas dirigentes en Cataluña para acometer una inversión de esta envergadura. «Hemos constatado que ahora, a juicio del Gobierno, no existe una posición madura del Govern para abordar una inversión que para el Gobierno es estratégica. No hay novedades, el proyecto no está maduro y por lo tanto el Gobierno aparca esa ampliación», remató el presidente del Ejecutivo central.
Aragonès coincidió en que «falta consenso» y que cualquier mejora de infraestructuras debe tener en cuenta el cambio climático y la protección medioambiental. El Gobierno había mostrado su interés en llevar a la reunión de la mesa la cuestión de El Prat, un asunto que el Govern se negaba a tratar en un foro como éste en el que considera que solo debía abordarse el tema de la soberanía de Cataluña.
El asunto salió a la palestra casi de pasada, según la versión de Aragonès, pero lo suficiente como para que Sánchez concluyera la falta de interés de la Generalitat y anunciara que da por enterrada definitivamente la inversión de 1.700 millones. Al menos hasta dentro de cinco años, según las previsiones de Aena.
No obstante, en la agenda para el reencuentro que el presidente del Gobierno entregó al jefe del Ejecutivo autonómico como propuesta para resolver el conflicto y como alternativa al referéndum, uno de los 45 puntos señala el compromiso del Gobierno a velar por «mantener sus planes de ampliación y mejora del aeropuerto de Barcelona». El Ministerio de Transportes y la Vicepresidencia de la Generalitat (Junts) cerraron el pasado 2 de agosto un acuerdo que desbloqueaba la inversión en el aeropuerto.
El pacto saltó por los aires cuando Pere Aragonès conoció los detalles de la ampliación, que implicaba un impacto ambiental pues invadía terrenos que hoy en día son un espacio protegido con una laguna en el delta del río Llobregat. Aragonès desacreditó a su vicepresidente y provocó la primera crisis de gobierno, que tuvo su respuesta con el intento de Junts de reventar la mesa de diálogo.
La apuesta del Gobierno iba encaminada a que el Generalitat empezara a implicarse en proyectos sectoriales de ámbito autonómico, reivindicados por amplios sectores económicos de la sociedad catalana, para ofrecer alternativas a la reivindicación secesionista y que el debate identitario dejara de ser central.
Pero el Govern se ha desmarcado casi a las primeras de cambio. Junts estaba de acuerdo con la ampliación, y de paso hacía un guiño a los sectores económicos con los que ha estado alejada por su deriva unilateralista, pero en cambio ERC rechazó el proyecto desde un argumento ecologista y de respeto al medio ambiente. La presión de sectores de la CUP y de los comunes hizo el resto.
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