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A. Rallo
Miércoles, 29 de mayo 2024, 12:00
La última pieza del caso Gürtel, con acento puramente valenciano, ya tiene sentencia. Francisco Camps, principal acusado como supuesto favorecedor de la trama delictiva por su supuesta mediación en la adjudicación de contratos públicos, ha sido absuelto.
De igual modo, otros relevantes acusados, como los ... tres exconsellers de la etapa del PP Alicia de Miguel, Manuel Cervera y Luis Rosado, también salen indemnes. Se da la circunstancia de que los únicos condenados son aquellos que decidieron pactar con la Fiscalía Anticorrupción y, en algún caso, con la incriminación hacia sus responsables. Otros nombres conocidos de la política valenciana como David Serra, condenado en otra pieza de la trama, o Dora Ibars, responsable de Promoción Institucional, disfrutan ya de una sentencia absolutoria.
La Fiscalía Anticorrupción, al terminar el juicio, tras cuatro meses de sesiones salpicadas por retrasos y aplazamientos, ya rebajó la pena de dos años y seis meses a tan sólo 12 meses de prisión. El PSOE, que también ejerce la acusación, se sumó a este petición, aunque, en su caso, solicitaba inicialmente nueve años. Camps siempre ha negado cualquier conexión con la red y apuntó que el desembarco en la Comunitat no fue una decisión suya sino que vino impuesta desde Génova. Ahora, la Audiencia Nacional ratifica esa tesis.
La investigación ha durado cerca de 16 años. El caso, en realidad, comenzó en 2007. El expresidente de la Generalitat se ha sentado dos veces en el banquillo de los acusados. La primera, con el famoso caso de los trajes. Fue absuelto por un jurado popular. La segunda, en esta conocida como pieza V de la trama, por un cúmulo de adjudicaciones a la red de Francisco Correa desde un buen número de consellerias, entre ellas Sanidad y Bienestar Social. Entre 2004 y 2009, la trama empresarial recibió varios contratos por valor de más de 1,8 millones de euros.
La Fiscalía llegó a pactos con algunos de los principales acusados de la red, algo que ya se había repetido en piezas anteriores. Así, reconocieron los hechos Pablo Crespo y Álvaro Pérez, conocido como el Bigotes. «El eje básico era Camps. Nos ayudaba a sortear problemas. Nuestra ventaja comercial es que íbamos introducidos por Camps, ya no sólo por su influencia jerárquica, sino también moral. Decidimos ir a Valencia por esa facilidad. Si a Pérez lo recibían (en la Generalitat) era por la buena relación con Camps que todo el mundo conocía», llegaron a declarar para rebajar su condena.
No fueron los únicos. Otros acusados también confesaron los hechos a cambio de una rebaja del reproche penal. Por ejemplo, fue el caso de Enrique Navarro, el que fuera jefe de gabinete de la consellera Alicia de Miguel, que apuntó a su superiora. Carmen Quintero, exdirectora de la Fundación La Luz de las Imágenes, también aceptó su responsabilidad para reducir una pena de prisión de cinco años a menos de dos. También abonó 30.000 euros.
Este es el último capítulo judicial que le quedaba a Francisco Camps. El expresidente ha pasado por un periplo judicial como ningún otro político en la historia de la Comunitat. Es un caso inédito. Se le investigó por Nóos, la Fórmula 1, las obras del circuito y la visita del Papa a Valencia. En todas se archivó la causa contra él. Y, en alguno de los casos, pese a los intentos de la Abogacía de la Generalitat por mantener viva la causa pese al criterio en contra la Fiscalía.
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