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Sin fecha todavía para la primera reunión de la mesa de negociación política entre el Gobierno y la Generalitat, el Ejecutivo de Pedro Sánchez exhibió este miércoles su determinación a «hablar con todos y de todo». La vicepresidenta Carmen Calvo compareció en el Congreso, a ... petición propia, para explicar las líneas maestras de su cartera. Allí mostró la voluntad del Gobierno de abordar durante esta legislatura la crisis en Cataluña «para encontrar caminos acordados». Caminos que tendrán que ser, se comprometió, «seguros en lo jurídico y legítimos en lo político».
La número dos del Ejecutivo admitió durante su intervención que la situación en Cataluña es «compleja» y que, justamente por la dificultad de encontrar soluciones, el diálogo entre diferentes es el «único instrumento» eficaz. «Estamos hablando con otros compatriotas», remarcó Calvo, que hizo un llamamiento a todos los grupos para que busquen el entendimiento.
El portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, aplaudió la disposición del Gobierno de Sánchez de «reconducir» el conflicto desde la política y sentarse a la mesa de diálogo sin líneas rojas. A pesar de comprometerse a participar en este foro «con las mejores intenciones», el dirigente republicano echó la vista atrás para confesar que su partido está preparado «para lo peor», habida cuenta de las decepciones que los socialistas han hecho sentir a Esquerra en el pasado. «Somos los campeones –admitió– de la decepción respecto al Estado y al PSOE».
Rufián reconoció que no se puede crear una república con la mitad de la población en contra, pero defendió que tampoco se puede «imponer» que Cataluña es una autonomía con un rechazo de la otra mitad. «Estamos obligados a reconocernos entre nosotros y a dialogar», asumió.
El diputado del PNV, Mikel Legarda, apostó también por d para el «reconocimiento de entidades territoriales diversas», mientras que el portavoz de En Comú Podem, Gerardo Pisarello, arremetiialogaró contra el PP y Vox por retrotaerse a tiempos «preconstitucionales». En su turno, los portavoces de ambos partidos arremetieron duramente contra el Ejecutivo por su disposición a hablar sin corsés con los soberanistas. Un reproche al que se sumó también Ciudadanos.
«Han desertado del bloque constitucional», le reprendió a Calvo la diputada del PP Edurne Uriarte, quien advirtió de que España no necesita una «agenda para el reencuentro» –como llamó Sánchez al documento de propuestas que llevó a su reunión con Quim Torra– con «minorías que se saltan la ley y que quieren destruir la Constitución».
La vicepresidenta primera replicó al PP que nadie puede pensar que la Carta Magna tiene una sola interpretación ya que hay muchas maneras de interpretarla en sus «pilares fundamentales». Pero, ante cualquier atisbo de duda, conminó a los populares a resolverlas ante el Tribunal Constitucional.
En su comparecencia la número dos del Ejecutivo explicó además la reforma de Ley de Memoria Histórica que el Congreso abordará en breve y que implementará un censo de desaparecidos, que incluirá un banco de ADN de víctimas, además de la retirada de honores a personas con cargos franquistas. Calvó también situó como algo inminente la revisión de la situación fiscal de la Iglesia para acabar con la exención de IBI. Un tema que, dijo, haber tratado ya con el Vaticano, con quienes presumió de que las relaciones son «excelentes».
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