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Martes, 29 de agosto 2017, 18:41
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, abroncó ante testigos al arzobispo de la Diócesis, Juan José Omella (antiguo obispo de la diócesis riojana) tras la homilía que el prelado pronunció en la misa solemne de homenaje a las víctimas del atentado de ... Las Ramblas y Cambrils, el pasado domingo día 20.
Segun recogen medios especializados, el enfrentamiento dialéctico se produjo tras la misa. Omella había saludado a todas las autoridades, pero después Puigdemont le siguió hasta la sacristía de la Sagrada Familia para, en un tono "displicente y hierático", afearle "qué cómo se le había ocurrido pronunciar esa homilía y con ese tono".
El arzobispo, sorprendido, no acertó más que a sugerirle que probablemente no había comprendido el sentido de sus palabras, pero ya era tarde: Puigdemont se había ido, dejando a Omella con la palabra en la boca y sin posibilidad de discusión.
¿Qué era lo que había provocado el enfado del político catalán? Al parecer, tres cosas. Una, que la homilía había sido pronunciada íntegramente en castellano. Dos, que al saludar a las autoridades Omella había aludido al Rey, al presidente del Gobierno "y al resto de autoridades autonómicas y locales", englobando en ese tono genérico al propio Puigdemont, que se había sentido así en un segundo escalón.
Y finalmente, Omella pronunció una frase que escoció profundamente a Puigdemont y a otros medios de la facción más independentista de la iglesia catalana: “La unión nos hace fuertes mientras que la división nos corroe y nos destruye”. Una frase que, según esos medios pro-independentistas, "parecía sacada de un discurso de Rajoy"·.
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