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Raquel Calvo y su amiga consiguieron salir de su tienda en Benetusser cuando el agua les llegaba por la cintura, después de que la fuerza del caudal rompiera la luna de la entrada. Lucharon contra el agua que presionaba la puerta del local y ... tuvieron la suerte de que ningún coche era arrastrado en ese momento por el agua. Un vecino las auxilió y les dio cobijo, ropa, agua comida... Pasaron la noche en su piso y todo mientras ni ella sabía si sus hijos estaban bien ni ellos qué había pasado con su madre.
«Me llamaron diciendo que saliera de allí, que venía agua, pero yo decía: ¿agua, por dónde?». No llovía, así que la situación no podía ser más confusa. Por fin, dos días después un bombero le dejó llamar para avisar de que estaba bien. «Cuando colgué el bombero me abrazó. Ha sido muy fuerte». Era lo único que importaba, poder hablar con su madre y tranquilizar a la familia. Y más viendo lo que había a su alrededor. Ahora, ya es su casa, tiene luz, agua y comida, aunque las comunicaciones siguen siendo complicadas. A pesar de la situación intenta ser positiva y pensar en que se salvó. «Aquí estoy todo el día escuchando historias muy fuertes. Todo el mundo tiene su historia». La de Raquel es mirar al futuro y volver a empezar.
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