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Adolfo Lorente
Domingo, 14 de abril 2024, 07:13
La última semana de la campaña será clave porque las elecciones vascas del 21-A se decidirán por cuestión de detalles y sobre la bocina, con un nivel de indecisos superior al 23%. De momento, a estas alturas del partido, EH Bildu ganaría por ... la mínima tanto en escaños -con una horquilla de 28-27, hasta siete más que los 21 de 2020-, como en votos, al conseguir el 34,2% del total, según la encuesta de Ikerfel elaborada para EL CORREO. Le sigue muy de cerca el PNV, que bajaría de 31 a 27, y los socialistas, cuyos 10-11 escaños (ahora tienen 10) serían decisivos para que el jeltzale Imanol Pradales llegue a Ajuria Enea, incluso con mayoría absoluta. Teniendo en cuenta el margen de error muestral, la situación sería de empate técnico. Además, la mitad de los indecisos considera votar al PNV y un 41% a Bildu.
Más allá de la pugna nacionalista, el PP, con hasta 7, subiría a cuarta fuerza seguido de Sumar, que irrumpiría en el tablero vasco con 3 escaños. Elkarrekin Podemos, que en 2020 obtuvo seis representantes, se quedaría fuera del Parlamento autonómico, al igual que Vox, que perdería su escaño por Álava.
El nuevo sondeo realizado por Ikerfel para este periódico, para el que han sido entrevistadas telefónicamente 2.400 personas entre el 26 de marzo y el 5 de abril (800 por territorio), ya tuvo una primera entrega que se publicó a principios de febrero. Entonces, EH Bildu resultaba ganador en escaños (27) por delante de un PNV que lograba entre 26 y 25 (siendo la primera cifra la más factible para los autores del trabajo demoscópico). Sin embargo, en lo referido a votos, los jeltzales mantenían su hegemonía histórica (34,3% frente al 33% de la coalición abertzale). Ahora, las tornas cambian.
Según el sondeo publicado hoy, el PNV bajaría hasta el 33,8% y Bildu subiría hasta el 34,2%. De consumarse este 'sorpasso' supondría un durísimo varapalo para los de Andoni Ortuzar al adentrarse en un terreno desconocido. No hay que olvidar que ya perdieron unas elecciones, las de 1986, en escaños. No así en votos, lo que llevó al PSE-EE a cederles la Lehendakaritza y gobernar en coalición pese a ganar los comicios.
El mal menor para el PNV es que en el mejor de los escenarios mantendría la mayoría absoluta de la que disfrutó la pasada legislatura junto al PSE. Y es que los socialistas vascos, liderados por Eneko Andueza, serán decisivos para que los jeltzales sigan al frente de Ajuria Enea. La encuesta les otorga entre 10 y 11 escaños.
Si logran subir al menos uno superando los 10 de 2020, su apoyo se revalorizará sobremanera en la partida negociadora posterior al 21 de abril, sobre todo si el voto socialista es clave para que el PNV desbanque a Bildu y se haga con la ansiada mayoría absoluta (38 de los 75 escaños de la Cámara) que daría a su candidato, el debutante Imanol Pradales, cuatro años de cierta tranquilidad para asentarse en Ajuria Enea.
La continuidad de la coalición PNV-PSE seguirá pase lo que pase el 21-A ya que el propio presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, fue quien anunció horas antes del inicio de la campaña electoral que su apuesta por esta fórmula es decidida ya que la alianza entre el PSOE y el PNV es «estratégica». La duda, por tanto, es si podrán gobernar con mayoría absoluta, como en la pasada legislatura, o en minoría, como sucedió entre 2016 y 2020, cuando sumaron 37.
La extrema polarización nacionalista está afectando sobremanera al resto de formaciones, que no logran despuntar en relación a los resultados cosechados en 2020. Es el caso del PSE, que pese a ganar las elecciones generales del pasado julio, sólo subiría un escaño en el mejor de los escenarios. Lo mismo le sucede al PP, que pese a cambiar de candidato en la figura de Javier de Andrés, apenas pasaría de 6 a 7. Eso sí, conseguiría dejar a Vox fuera de la Cámara.
La fragmentación de la izquierda es, sin duda, uno de los grandes factores que determinarán estas elecciones. Según este sondeo, Elkarrekin Podemos se quedaría sin representación mientras que Sumar tendría 3. El ganador es, sin duda, EH Bildu, cuya sigla será un voto refugio para los desencantados de este espacio.
Y junto a la fractura de la izquierda, el otro elemento clave será la abstención. La encuesta la sitúa en el 36,8%, una cifra alta pero inferior al 40,1% registrado en la que Ikerfel hizo para este periódico a final de enero y muy superior al 49,2% registrado en julio de 2020, en las elecciones de la pandemia.
Dada la enorme fidelidad de voto de la que disfruta, EH Bildu tendrá todas las de ganar si la participación es baja. En Sabin Etxea, de hecho, consideran que si supera el 65%, su victoria es más que factible. De ahí que lleven días agitando a sus bases para convencer a los indecisos y a los abstencionistas para que no se queden en casa. No hay que olvidar que la fidelidad de voto de Bildu es la más elevada de todas con el 83% frente al 68% de los jeltzales. A la pregunta de quién le gustaría que ganase, un 41% dice que el PNV, gracias al tirón entre los mayores de 45 años, y el 38% Bildu, cuyo gran motor son los jóvenes.
Por territorios, el sondeo describe tres realidades completamente diferentes. Bizkaia sigue siendo coto PNV, aunque bajaría de 12 a 11 escaños. La que sube y mucho es Bildu, con dos escaños más (de 6 a 8) gracias a obtener el 30% de los votos (en 2020 tuvo el 23,9%). En Gipuzkoa, EH Bildu sigue siendo claro dominador, mientras que la gran batalla se disputará en Álava. A día de hoy, la coalición abertzale ganaría tanto en escaños como en votos, aunque la pelea con el PNV está en un pañuelo. Al igual que la pugna entre el PSE y el PP.
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