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Son algo menos de ocho minutos de grabación –siete y 51 segundos, en dos pasajes con un receso de por medio–, pero quedarán para las hemerotecas como la evidencia de un hecho sin precedentes: la primera comparecencia ante un juez de alguien tan cercano a ... un presidente del Gobierno como su mujer, investigada por presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios entre particulares en el desarrollo de sus actividades profesionales. La comunicación a las partes personadas en la causa ha permitido acceder al vídeo de la brevísima declaración que Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, prestó ante el titular del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid, Juan Carlos Peinado, el pasado viernes y que fue pospuesta hasta el 19 de julio al no haber sido notificada a su defensa una de las querellas presentadas, la de la organización ultracatólica Hazte Oír.
Vestida con traje pantalón negro y situada como es lo preceptivo ante el juez, en el vídeo se contempla cómo Gómez es conminada en tono rutinario por el juez a que procure situarse lo más próxima al micrófono para que se recojan mejor sus respuestas a las preguntas que va a realizarle. Peinado, de hecho, le dice que si prefiere permanecer sentada en el austero banco de madera de la sala, puede hacerlo y que un funcionario le bajará el aparato para acomodarlo a su posición. Es lo que finalmente ocurre, con Gómez sin apenas moverse de su sitio –con apariencia seria y las manos cruzadas entre las rodillas– y un breve inciso entrecruzado que puede escucharse entre el magistrado y la abogada de una de las acusaciones.
A partir de ahí, la consultora apenas pronuncia unas escuetas palabras: su nombre y dos apellidos –el segundo es Fernández- cuando Peinado le pide que se identifique y un «no» cuando el instructor le cuestiona sobre si «tiene conocimiento de los hechos que están siendo objeto de investigación». «Le ilustraré yo personalmente», le indica Peinado, tras constatar a la investigada los delitos por los que está encausada, haberle recordado su derecho constitucional a no declarar para no perjudicarse a sí misma y anunciar el receso que va a llevar a cabo para informar, a ella y a su abogado –el exministro socialista de Interior Antonio Camacho–, de las circunstancias del caso.
Al regreso del parón, el juez fija la nueva vista, que se celebrará el mencionado 19 de julio. Peinado denegó a Camacho la petición para que la declaración de su defendida no fuera grabada en atención a su relevancia ante la sociedad y la necesidad de mantener su integridad. El instructor argumentó que Gómez no es una autoridad pública para rechazar la solicitud. Lo que sí pudo hacer la mujer del jefe del Ejecutivo fue entrar a los juzgados por el garaje –así lo autorizó la decana– para evitarle el incómodo 'paseíllo' ante los periodistas, manifestantes y curiosos que se congregaron en la madrileña Plaza de Castilla.
El protocolo, salvo sorpresa, se repetirá en apenas una semana cuando, si no media otra circunstancia que lo impida, Gómez será sometida al interrogatorio más amplio previsto por el juez y las acusaciones que ejercen, además de Hazte Oír y el pseudosindicato Manos Limpias –el primer querellante que suscitó la causa–, Vox, Iustitia Europa y Liberum –vinculadas estas últimas a teorías negacionistas–.
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