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El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante su intervención desde su escaño en el turno de réplica al Grupo Mixto del Congreso. EP
Preludio desolador

Preludio desolador

Las denuncias de maniobras oscuras para impedir la investidura al final amenazan con convertir las próximas horas en un lodazal

Alberto Surio

San Sebastián

Domingo, 5 de enero 2020

La fotografía de este primer pleno de investidura arroja una desoladora imagen. Y es que la política española ha entrado en un bucle de crispación y radicalidad que la sesión de este domingo corroboró hasta el extremo. Cuando la pasión sustituye a la razón se ... corre el riesgo de desenfocar el objetivo. Pues en esas estamos. Se tuvo que emplear a fondo la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, para mantener la calma. Los gritos de los bancos del PP, Ciudadanos y Vox durante la intervención de la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, provocaron momentos de máxima tensión, inéditos en la historia de la Cámara. Muchos diputados del centro-derecha perdieron literalmente los nervios –y algunos los papeles– durante el discurso de la dirigente abertzale. Se podrá discrepar radicalmente de su contenido, o reconocer que obviar el lastre que ha supuesto ETA es de un cinismo atroz. O pedir a Sánchez que eleve el listón de la exigencia en sus relaciones con los independentistas. Pero el espectáculo de ayer sonaba más a una sobreactuación forzada condicionada por la irrupción de la extrema derecha. Y alimentar el argumento de un gobierno «legítimo» precipita una espiral muy peligrosa.

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