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El socialista Salvador Illa está a un solo paso de convertirse en president de la Generalitat de Cataluña, el primero no soberanista desde hace 14 años, y evaporar así la sombra de una repetición electoral. Las bases de Esquerra votaron este viernes a favor del ... preacuerdo alcanzado con el PSC para investir al exministro de Sanidad, en un pacto que consagra el reconocimiento de la «singularidad» catalana en el modelo de financiación territorial, fuertemente contestado tanto desde fuera del PSOE como en sus baronías. La participación en la consulta, organizada de forma telemática, fue muy elevada al sumar al 77% de los inscritos; es decir, 6.349 militantes de un total de 8.226. Tanto la afluencia al plebiscito 'online' como el escrutinio reflejaron la polarización en las filas republicanas: un 53,5% de síes (3.397 votos) frente a un 44,8% de noes (2.847 votos) y 105 sufragios nulos.
Fue un resultado «muy ajustado» que la secretaria general de ERC y negociadora en jefe del pacto con el PSC y el Gobierno, Marta Rovira, interpretó justo después de cerrarse la consulta como «un sí vigilante». O lo que es lo mismo, una advertencia al presidente Pedro Sánchez de que su partido, que no tiene previsto entrar en el Govern al menos por ahora, será «exigente» con el cumplimiento del acuerdo. Ella misma dijo el jueves que existe un 'plan B' para ejecutarlo si el Congreso tumba la modificación de la Ley Orgánica para la Financiación de las Autonomías (LOFCA), aunque ni lo anticipó ni parece sencillo maniobrar si el rechazo a la soberanía fiscal catalana se concreta.
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Cristina Cándido
La decisión de la militancia republicana activa ya el mecanismo para la posible celebración del pleno de investidura la semana que viene, como muy pronto el miércoles. Corresponde ahora al president del Parlament, el dirigente de Junts Josep Rull, iniciar una ronda de consultas este lunes para fijar la fecha de una sesión en la que Illa puede acabar convertido en president gracias a la mayoría absoluta de 68 votos que reúnen el PSC, Esquerra y los comunes.
Sin embargo, los escollos para Illa no se han difuminado aún: Jovent Republicà, la organización juvenil vinculada a ERC, no garantiza que su parlamentaria, Mar Besses, vaya a votar a favor de la investidura. El colectivo tiene previsto decidir su posición este sábado en una reunión convocada de forma urgente. Su postura es clave debido dado que la aritmética en la Cámara catalana hace que el voto de un solo diputado puede decantar la mayoría absoluta hacia un lado u otro. «Estoy convencida de que tendremos un acuerdo, pero tenemos que respetar los procesos internos de todas las organizaciones», despejó el balón Rovira, que dijo hablar «solo» en nombre de la dirección de su formación. Fuentes del partido, en cambio, insinúan que este órdago podría ser «desactivado» por parte de la ejecutiva si finalmente conduce al bloqueo.
En todo caso, la victoria del 'sí' estuvo en el aire hasta el último minuto. La militancia de ERC está muy indignada con las fricciones en el partido; con el enfrentamiento abierto entre Rovira y Oriol Junqueras por el control del partido tras el hundimiento electoral y la guinda del escándalo de los carteles ofensivos contra los Maragall, que ha destapado una trama propia dedicada a campañas de guerra sucia. En ese caldo de cultivo crecía el riesgo para los 'roviristas' de perder la consulta sobre el apoyo a un Illa al que buena parte de los militantes republicanos creen el más centralista, pese al acuerdo sellado, y el más conservador de todos los líderes históricos del PSC. Junqueras se desmarcó de las negociaciones con los socialistas (aunque dirigentes de su entorno sí participaron en las mismas) y evitó mojarse con una posición clara ante las bases a las que fía su reelección como presidente de Esquerra en el congreso de noviembre. La batalla de este viernes la ha ganado, el principio, Rovira.
Para Moncloa la situación también era delicada. Al equilibro precario de la legislatura, que depende del apoyo sostenido de todos sus socios soberanistas, la cesión a Cataluña de un concierto económico propio le está costando a Sánchez una audible contestación interna, con dos de sus tres presidentes autonómicos -el castellanomanchego Emiliano García Page y el asturiano Adrián Barbón- rechazando lo que consideran un agravio para sus comunidades. Queda por saber qué camino elegirá el PSOE con esta cesión a partir de la investidura de Illa; es decir, si seguirá adelante solo con Cataluña o si abrirá un debate multilateral sobre la financiación.
El aval de la militancia de Esquerra al acuerdo con el PSC tiene otra derivada no menor, el regreso prometido por el expresident Carles Puigdemont para intentar reventar con su segura detención la investidura de Illa cada vez más cercana y el modo en que gestione a partir de ahora Junts su asociación con Sánchez en el Congreso. En ERC, que sigue calificando de «sinsentido» la imputación penal de Puigdemont, temen sin embargo el impacto que puede ejercer su retorno a suelo catalán con sus bases divididas y el independentismo más radical inflamado contra la investidura de Illa. En un avisto a navegantes, Junts tildó el resultado de la consulta de Esquerra como «una muy mala noticia para Cataluña».
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