Pablo Bustinduy
Secciones
Servicios
Destacamos
Pablo Bustinduy
Es viernes y el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy (Madrid, 1983), recibe a este periódico confesando su agotamiento tras una semana que ha parecido un mes entero para su espacio político, con el abandono de Yolanda Díaz del liderazgo orgánico de Sumar, y su ... departamento presentando la estrategia con la que ambiciona aupar a España a la vanguardia en «la revolución de los cuidados». Un reto colectivo que pretende erigir en «un consenso de país», también con la derecha, y en uno de los elementos galvanizadores de la izquierda que tropezó en las urnas hace una semana.
–¿Está la legislatura en punto muerto? ¿Ha tirado la toalla el presidente Sánchez?
–No, en absoluto. La legislatura está por despegar en todo lo que tiene que ver con la agenda social. Del 23-J salieron dos mandatos: uno para resolver el conflicto territorial y cambiar de fase, cuyos efectos se están viendo ya; y otro, para profundizar en la agenda social de la legislatura pasada. Por la coyuntura, por la dificultad de las mayorías parlamentarias, por el ciclo electoral constante, porque no ha habido Presupuestos... esa agenda no ha desplegado todavía su potencial. Nuestra labor ahora es exigir que eso suceda de inmediato y no solo con la negociación de los Presupuestos del año que viene, para la que ya hemos presentado propuestas. A corto plazo, incluso sin Presupuestos, hay cosas que habría que hacer ya, como remunerar los permisos parentales.
–¿Y cree que esa es la voluntad también del PSOE?
–Estoy convencido. Pero más importante que la voluntad es el acuerdo de Gobierno y lo que está ahí firmado debe realizarse ya.
–A Sumar le molestó especialmente la prórroga de las Cuentas de 2023. ¿Este Gobierno podría seguir adelante sin un nuevo proyecto presupuestario?
–Tiene que haber Presupuestos y confío en que los haya, y pronto. El principal esfuerzo político que tenemos por delante es ese. Acabamos un ciclo electoral permanente, agotador, constante; y la gente quiere certidumbre, normalidad y estabilidad. Y la forma de hacer eso es con unos Presupuestos.
–Una semana después del 9-J, la dimisión de Yolanda Díaz del liderazgo de Sumar ha sacudido a su espacio político. ¿Dejará de ser el partido el paraguas de las izquierdas?
–Hemos tenido un mal resultado electoral y lo primero que hemos hecho ha sido reconocerlo. Y Yolanda Díaz lo ha asumido en primera persona, eso es algo que hay que poner en valor. Ahora se han abierto dos vías para gestionar el proceso de rearticulación que debe seguir a un mal resultado electoral. Uno es apostar por una dimensión más colectiva. Venimos de una época de grandes hiperliderazgos. En la izquierda va a haber una dirección más colegiada, más plural, para pilotar este proceso. Y por otro lado, se ha dado voz y espacio a las diferentes organizaciones políticas, porque Sumar resulta de una coalición también inédita en la historia democrática española. Tienen que tener su voz, su espacio, y en pie de igualdad.
–¿Y cuál es el objetivo de ese proceso?
–Tiene que salir algo mejor, algo que sea más valorado también. El resultado en las urnas se explica porque tenemos un electorado –la izquierda que se movilizó el 23 de julio contra lo que decían las encuestas y les dio la vuelta haciendo un esfuerzo importante– que es exigente. Quiere ver resultados, avances concretos, y eso tiene que ver con la agenda social, que no ha despegado como debería haberlo hecho. Confío en que se produzca una reconciliación de nuestro electorado con la opción política que representamos.
–Usted ha hecho referencia a los hiperliderazgos. ¿Entiende que pueda existir malestar hacia la vicepresidenta por cómo ha gestionado su salida orgánica?
–Yolanda Díaz ha conseguido lo mejor que se puede hacer en política, tomar decisiones para mejorar la vida de millones de personas. Y gracias a eso, ha conseguido articular un espacio que el 23-J permitió reeditar el Gobierno de coalición. Yo solo tengo cosas positivas que decir de su actitud política.
–Las europeas dejan un panorama en el que la derecha avanza y las fuerzas del Gobierno y la mayoría de sus socios retroceden. ¿Se está equivocando la izquierda en su análisis?
–El planteamiento que hicimos para esta legislatura da una respuesta a los problemas de nuestro tiempo. Es verdad que vivimos en una era de crisis solapadas: ambientales, energéticas, geopolíticas, bélicas... Y es verdad que avanzan la ultraderecha y fuerzas xenófobas y autoritarias ofreciendo una alternativa que transforma el malestar colectivo en odio, violencia, en conflicto del último contra el penúltimo. ¿Cómo se responde a eso? Hay que plantear una refundación del Estado del bienestar. Garantizar unas condiciones de vida dignas, mínimas, al conjunto de la población; generar horizontes alternativos que den certidumbre a la gente. Creo que los resultados muestran una cierta impaciencia respecto a los avances concretos. Por eso es hora de empujar.
–Acaba de lanzar la Estrategia Estatal de Cuidados. La Ley de Dependencia avanzó en este terreno, pero sin recursos suficientes. ¿Nos ha pillado el toro?
–El cuarto pilar del Estado de bienestar, los servicios sociales, ha tenido un despegue tardío en España y una infrafinanciación crónica. La pasada legislatura la Administración central incrementó un 130% el presupuesto para la dependencia. Ahora, queremos poner los recursos suficientes para que la gente pueda seguir en su casa todo el tiempo que desee, que tenga los apoyos para poder mantener una vida independiente y que el futuro no pase por seguir construyendo macroresidencias. Los desafíos que tenemos por delante son inmensos. Hay menos hijos y, en dos décadas, la población mayor de 65 años aumentará hasta un tercio de la sociedad. Le queremos llamar 'la revolución de los cuidados', y no es una hipérbole.
–¿Han estado relegados los cuidados en el PIB porque quienes se encargan de ellos, mayoritariamente, son las mujeres?
–El trabajo de cuidados ha sido históricamente invisibilizado, relegado a la esfera doméstica, al sector no monetizado de la economía, lo que incide negativamente en las brechas de género. Es necesario mejorar las condiciones salariales y socioprofesionales. Pero más importante todavía es situar los cuidados como un sector estratégico y un pilar de nuestra convivencia. Porque si parara ese trabajo 24 horas, la sociedad se caería. Esta debe ser una prioridad estratégica como país, que no debería entender ni de colores políticos ni de posiciones ideológicas. El 90% de la gente dice que quiere envejecer en su casa, en su barrio, en su pueblo, con su gente. Y eso, que además es más eficaz, no entiende de derecha o izquierda, de norte o sur. La responsabilidad de los actores políticos es cristalizar ese consenso social en un sistema público de cuidados a la altura de las expectativas de la sociedad.
–¿Y forjará ese entendimiento con las autonomías, es especial con las gobernadas por el PP?
–La estrategia de cuidados ha contado con la participación de todas las comunidades autónomas. Y me atrevería a decir que, en mi experiencia con los gobiernos autonómicos, también del Partido Popular, existe una coincidencia significativa en que esta es la dirección correcta. Todo aquel que conoce el sistema de la dependencia de primera mano sabe que tenemos que cambiarlo. Por tanto, yo aspiro a que este pueda ser un tema de consenso de país con un apoyo social muy mayoritario. Y confío en que podamos trabajar de la mano para hacerlo realidad.
–¿Un consenso de país en medio de esta polarización?
–Bueno, es que hay cosas, como las que tienen que ver con mi ministerio, que deberían estar por encima del juego político: la ampliación de derechos sociales, la construcción de ese Estado del bienestar del siglo XXI, la lucha contra la pobreza infantil... Y, desde luego, mi actitud es la de tender la mano permanentemente para poder alcanzar esos acuerdos. Yo prefiero que estos avances sucedan con el apoyo de la derecha en España, porque es la manera, además, de hacerlo irreversible.
–La estrategia estará dotada con 1.323 millones de euros. ¿Es el chocolate del loro?
–Es un esfuerzo importante, pero si la pregunta es si es suficiente, evidentemente no. No se trata solo de poner más dinero, sino de orientar esos fondos a un sistema centrado en los deseos, las necesidades y las preferencias de las personas usuarias y no a la gestión de un sistema institucional enorme y muy burocratizado.
–El presidente Sánchez va a proponer la renovación del Consejo del Poder Judicial. ¿Conocen su plan? ¿Qué apoyarían?
–Estamos probablemente ante el mayor escándalo democrático de este país en tiempos recientes. El CGPJ es un órgano esencial que está secuestrado por un bloqueo político injustificable. Y estamos cansados de esta normalización de una actitud anticonstitucional y antidemocrática, por lo que nuestra posición siempre ha sido la de acelerar la solución. Si por fin se vislumbra un escenario para esa solución, seremos partícipes.
–¿Respetarán que no haya injerencia del Gobierno en los nombramientos de los jueces?
–Hay que respetar la Constitución, de eso se trata. Lo que es inaceptable es la situación nociva que arrastramos para el Poder Judicial y la democracia.
–¿Van a rebajar las mayorías?
–La prioridad es acabar con lo inaceptable y hay varias alternativas para ello. Lo que no podemos es seguir esperando a que el PP decida que le viene bien hacer algo que mandata la Constitución.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.