Aragonès se queda solo en el independentismo defendiendo la mesa de diálogo

Sin embargo, tanto Junts como la CUP le exigen que abandone ya la vía dialogada y explore alternativas. La presión aumenta sobre el presidente de la Generalitat, pues ve que ni Pedro Sánchez tiene prisa por convocar la próxima reunión de la mesa, ni sus socios independentistas están por la labor de acompañarle.

El partido de Puigdemont, de hecho, ya intentó boicotear la cita celebrada en septiembre en el Palau de la Generalitat, con la presencia de Pedro Sánchez. Junts se negó a formar parte de la delegación encabezada por Aragonès, desde el argumento de que no se le permitía acudir con representantes ajenos al Govern. La formación postconvergente vuelve ahora a la carga contra la mesa. El martes pasado, en una reunión en el Palau de la Generalitat, la cúpula nacionalista pidió formalmente a Aragonès que liquide el diálogo con Sánchez y constituya una «dirección colegiada independentista» en el marco del Consejo para la República.

En la mima línea, la CUP trasladó al president que aparque las conversaciones con el Gobierno y se ponga a preparar un referéndum unilateral, como el del 1-O de 2017. Los anticapitalistas rescataron este jueves la idea de que el presidente deberá someterse el año que viene a un cuestión de confianza, en el ecuador de su mandato. Habrán pasado dos años. También para la mesa de diálogo. «Durante este tiempo desarrollaré con toda la intensidad una apuesta por una negociación que permita la resolución del conflicto», avisó ayer Aragonès a sus socios.