La plana mayor del nacionalismo -Junqueras, Cuixart, Aragonès y Sànchez- reivindicó el 1-O en un acto convocado por Òmnium. EFE

El independentismo apela al espíritu del 1-O para volver a las urnas

Aragonès llama a la unidad y asegura que Cataluña votará de nuevo, aunque evita poner fecha

cristian reino

Barcelona

Viernes, 1 de octubre 2021

El independentismo se volcó este viernes en la conmemoración del cuarto aniversario del referéndum ilegal del 1-O de 2017. Una cita que partió en dos a la sociedad catalana y que situó al Govern fuera de la legalidad, pero que el secesionismo reivindica como ... una fecha fundacional de su proyecto nacionalista, a pesar de que acabó dñias después con todo el Ejecutivo catalán cesado por el artículo 155 de la Constitución y acusado de rebelión.

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Todos los actores relevantes del soberanismo, Govern, presidencia del Parlament, partidos y entidades nacionalistas de la sociedad civil apelaron ayer a la unidad, la que a su juicio permitió que hace cuatro años las urnas burlaran a los servicios secretos del Estado y estuvieran en los colegios electorales para que 2,3 millones de catalanes (el 40% del censo, según cifras del entonces Govern) acudieran a votar. La unidad se ha convertido en un mantra para el secesionismo. Todos la reclaman para poder reactivar el 'procés' pero a la hora de la verdad ninguno la practica.

Òmnium Cultural consiguió, eso sí, reunir en un acto, frente a uno de los colegios de Barcelona donde hubo cargas policiales en la jornada de la consulta ilegal, a buena parte del soberanismo. Podría decirse que no faltó casi nadie. Estuvieron Pere Aragonès y Jordi Puigneró en nombre del Govern, acudió Laura Borràs como presidenta del Parlament, asistió Artur Mas como expresidente, así como Oriol Junqueras (ERC), Jordi Sànchez (Junts), Dolors Sabater (CUP), Gerardo Pisarello (comunes) y representantes de la ANC y Òmnium. Solo faltó Quim Torra. Todos apelaron al espíritu del 1-O. Coincidieron en situar el referéndum ilegal como un punto de inflexión y de no retorno para la política catalana. Pero la unidad que proclaman se diluye cuando dejan al descubierto cuál debe ser la estrategia para retomar el camino hacia la independencia iniciado en 2017.

Pere Aragonès y Carles Puigdemont se disputaron este viernes la herencia del 1-O. Ambos dejaron claro que la división entre ERC y Junts es profunda. El presidente de la Generalitat advirtió al Gobierno de que «Cataluña volverá a votar». Su apuesta es un referéndum acordado, pero reivindicar el espíritu del 1-O es abrazar un referéndum unilateral, que puso en jaque el orden constitucional.

Forzar al Gobierno

Aragonès se conjuró, en un acto junto a todo su ejecutivo celebrado a las 9 de la mañana (la misma hora a la que abrieron lasm puertas los colegios del 1-O), para continuar el camino iniciado hace cuatro años para «culminar» la independencia. El objetivo, aseguró, es «forzar» al Gobierno central a una negociación, que acabe desembocando en un referéndum sobre la autodeterminación. La vía del diálogo es la prioritaria, pero advirtió de que «no renuncia a nada».

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Abogó por la negociación, «pero no solo», avisó, dejando la puerta entreabierta a la unilateralidad, en un guiño a la CUP. «El 1-O fue posible por el consenso entre las instituciones y los movimientos sociales, solo avanzamos cuando hay consensos»» señaló. Sus llamadas a la unidad, en cualquier caso, son más prosaicas. Apela a Junts, que sigue sin querer participar en la mesa de diálogo con el Gobierno junto a ERC, y emplaza a la CUP, que amenaza con tumbar los Presupuestos de la Generalitat.

Sus palabras llegaron un día después de que la última jornada del debate de política general en el Parlamento catalán escenificará que ERC, Junts y la CUP tienen estrategias muy diferentes en la hoja de ruta secesionista. Aragonès aboga por el diálogo y la negociación con el Gobierno central, pero ni Junts ni la CUP se sumaron a las resoluciones que defienden la mesa. Los anticapitalistas se quedaron además solos apostando por un nuevo referéndum unilateral e ilegal como el 1-O de 2017. La CUP volvió este viernes a exigir a Aragonès que ponga fecha a una nueva consulta.

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Mientras el president comparecía desde un centro del servicio catalán de salud que fue un colegio electoral, Puigdemont le contraprogramaba con un vídeo presentándose como presidente de Consejo para la República. El expresidente intervino también (de manera telemática) en el acto que la ANC organizó en la localidad francesa de Illa (no tan transversal como el de Òmnium), que fue clave para el referéndum de 2017 pues fue donde se almacenaron las urnas sin que el CNI pudiera encontrarlas. Frente a la vía del diálogo que promulga Aragonès, Puigdemont insistió en la «confrontación» contra el Estado. Todo menos «pasar página», avisó el expresidente, que no pudo estar presente en Illa porque el lunes comparecerá en Cerdeña ante la jueza que debe resolver su extradición.

Incidentes en Barcelona. E. P.

Incidentes en Barcelona

La manifestación convocada por los CDR este viernes en la plaza Francesc Macià de Barcelona se ha disuelto sobre las 22 horas del viernes y los Mossos d'Esquadra han identificado a algunas personas, pero «no constan detenidos por el momento», han explicado fuentes policiales a Europa Press.

La manifestación, de unas 700 personas según fuentes municipales, ha empezado sobre las 19 horas y ha agrupado a personas con banderas independentistas y pancartas de '1 d'octubre 2017' y 'Ni oblit ni perdó' ('Ni olvido ni perdón'). Han intentado llegar a la Delegación del Gobierno en Cataluña-, pero un cordón policial de los Mossos d'Esquadra se lo ha impedido., por lo que continuarón hasta la Jefatura Superior de Policía de Via Laietana. Ante el edificio, protegido por furgonetas y agentes de los Mossos d'Esquadra de la Brigada Móvil (Brimo), han mostrado una urna y algunos han lanzado huevos y bolsas de basura a los agentes.

Minutos después, manifestantes han subido hasta la plaza Urquinaona y han tirado basura en el suelo y, tras agrupar contenedores, bolsas de basura y cartón, han empezado a incendiarlos para barricadas. Varias furgonetas y agentes de la Brimo se han desplazado hasta los puntos donde habían incendiado contenedores y han empezado a perseguir a los manifestantes, que se han dispersado corriendo por las calles próximas.

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